martes, 28 de abril de 2009

Vuelve el reportero indeseable



Después de muchos años de silencio, el periodista alemán Günther Wallraff, bautizado como el reportero indeseable, vuelve a la carga. Wallraff (Burscheid, 1942) dio el salto al ruedo periodístico en la década de los 60, cuando comenzó a publicar reportajes sobre la dura vida de los trabajadores (sobre todo extranjeros) en la industria postbélica de Alemania occidental. En 1977 dio su primer gran golpe al colarse como redactor del amarillento y diario más vendido de Alemania, el Bild Zeitung. Destapó así las implacables y depredadoras técnicas del BZ, experiencia que dio lugar a la publicación del libro Der Aufmacher. Der Mann, der bei Bild Hans Esser war (En español, La noticia de primera plana. El hombre que fue en Bild Hans Esser).

Ya a mediado de los 80 Wallraff publicó la que es probablemente su obra periodística más representativa: Ganz unten (En español, Cabeza de turco). Una escalofriante radiografía del mundo del mercado laboral, en el que Wallraff se hace pasar por un gastarbeiter turco que tiene que hacer malabarismos para ganarse el sueldo sin que la industria farmacéutica lo mate a base de experimentos con medicamentos ni acabar destrozado por la explotación y el trabajo precario de las cadenas de comida rápida. Ahora vuelve con una serie de reportajes para el prestigioso semanario Die Zeit sobre las anticonstitucionales técnicas de espionaje y depuración (al puro estilo Stasi) utilizadas por el consorcio del Deutsche Bahn (la empresa pública ferroviaria alemana) así como sobre la vida de los sin techo en las grandes ciudades alemanas.

Wallraff se define así mismo como un periodista que observa y al mismo tiempo participa activamente en la realidad sobre la que toma nota y posteriormente escribe. No se limita a mirar desde su tribuna y luego a escribir con ese espíritu elitista y vanidoso que muchos redactores destilan en sus páginas. Wallraff se mete tanto en sus historias, haciéndose pasar por otras personas si es necesario para llegar hasta el fondo del asunto, que muchas veces acaba convirtiéndose en el propio protagonista de sus reportajes de investigación, en la víctima de sus dramáticas historias.

Se podrá discutir la elegancia y el estilo de sus textos. Por supuesto, Wallraff nunca alcanzará los niveles de escritura alcanzados por otros autores procedentes del periodismo, como Gabriel García Márquez o George Orwell, por poner dos ejemplos típicos. Sin embargo, no hay duda de que su trabajo es imprescindible, más aún en estos tiempos que corren en los que el periodismo cada vez consiste más en copiar y pegar en un diseño atractivo, en escribir desde una mesa con un ordenador con acceso en internet sin ni siquiera haber dado un paso en la calle. Prueba de la irrefutable necesidad del trabajo de Wallraff es el adjetivo con el que se le bautizó: el indeseable.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy buena esta entrada, Andreu.
Me ha hecho descubrir a un autor interesante.
Un saludo,
Gonzalo

Jesús M. Pérez dijo...

No sabía que seguía vivo y coleando dispuesto a ir a la carga.

Es curioso. En la facultad nos hablaban de "Cabeza de turco" como un trabajo antropológico, no periodístico.

Andreu Jerez dijo...

Saludos a los dos y gracias por los comentarios. Sobre el último, será que el buen periodismo tiene que ver con la antropología...

abrazos,

Andreu