miércoles, 30 de julio de 2008

De Chambao y los managers...

Anoche, tras dura jornada laboral, y gracias a B2 Magazine, tuve la oportunidad de ver a Chambao en directo en el Arena. El concierto dejó bastante que desear porque la acústica no fue buena. Con todo, Chambao desplegó en la medida que pudo su seductor electro-flamenco, y su cantante, la Mari, estuvo la mar de salada sobre el escenario. Otra historia fue la de su manager...

Tras el concierto, con la gente de la B2 y de Radio Multikulti (por cierto, los políticos berlineses la quieren cerrar), tuve la oportunidad de acceder a camerinos para estar un poco con la cantante del grupo. Con un puñado de fans alemanes y españoles, que pudieron fotografiarse y recibir autógrafos, pudimos conocer a la Mari. Pero cuando intentamos hacerle un par de preguntas a la líder del grupo, la alargada sombra de esa molesta figura del manager nos lo impidió.

No tuvo ni cinco minutos para una pequeñita charla. Desde luego, el manager del grupo demostró tener muy poca cuerda. Ojalá se hubiera acordado de la famosa canción de Kiko Veneno antes de ser tan poco profesional y, sobre todo, tan poco andaluz....

domingo, 27 de julio de 2008

Y llegó Obama....


Y Barack Obama aterrizó en Berlín. El candidato demócrata llegó a la capital alemana, congregó a buena parte de sus habitantes y pronunció un discurso de grandes palabras y bien vacío de contenido. Mucho se ha escrito sobre esta simbólica visita de un candidato negro y joven que parece ser la esperanza más para el resto del mundo que para los propios estadounidenses. La esperanza de que Obama cambie la política exterior de su país, tan violenta, unilateral y agresiva en los últimos tiempos.

La foto que abre este post muestra lo máximo que me pude acercar a Obama. La avenida que lleva a la mítica (y cargada de simbolismo bélico) Columna de la Victoria estaba abarratoda por 200.000 espectadores: buena parte de ellos entregados, buena parte de ellos extranjeros, buena parte de ellos negros.


Qué queréis que os diga. Obama puede ser negro, joven y tener una retórica diferente. Pero, como han escrito tantos autores críticos estadounidenses (como Noam Chomsky, por poner un ejemplo), poco puede cambiar un presidente de un país, y menos todavía si el país se llama Estados Unidos. Hay una serie de establishments, de estructuras fijas, ancladas generalmente por los poderes económicos, que son inamovibles. Y Obama tendrá que aceptar esos límites, y respetarlos si quiere primero alcanzar el poder y luego conservarlo. El poder económico estrangula al político en el neoliberalismo global. Su retórica innovadora, hasta cierto punto rompedora y claramente vacía, le podrá ayudar a Obama a ganar las elecciones (tanto fuera como dentro de los Estados Unidos, aunque no todos sus clientes podamos votar), pero eso será todo.

Sólo un apunte más. Ya hay algún que otro opinador público del mundo mediático berlinés que afirma que si Obama llega a ser presidente de los Estados Unidos, le asesinarán. ¿Un fatídico presagio?

viernes, 25 de julio de 2008

Morir de éxito: el gran problema medioambiental

Por fin, la última entrega del reportaje sobre China. Próximamente saldrá publicado en catalán en la revista Directa. Eso sí, en catalán (pongo mi grano de arena contra el hipócrita, cínico y manipulador Manifiesto por la Lengua)....

Y próximamente, análisis sobre la visita de Obama a Berlín....

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“Tras 25 años de desarrollo económico y acumulación de riqueza, China ha perdido las condiciones medioambientales necesarias para seguir con ese crecimiento. El actual presidente chino, Hu Jintao, dijo una vez que hay asegurar a nuestra gente comida sana, agua potable y aire respirable. Yo añado la lucha contra el cambio climático.”

Lo Sze Ping es el director de camapañas de Greenpeace China. Sze Ping dirige a un centenar de trabajadores desde una discreta oficina situada en una importante zona comercial de Pekín. Greenpeace es una de las 100 ONGs medioambientales que operan en el país con el beneplácito del régimen comunista. Pekín ha admitido que uno de los principales retos a los que se enfrenta China es la degradación del medioambiente.

Algunas cifras: más del 80% de las basuras y las aguas residuales no son tratadas, purificadas ni recicladas. Alrededor del 70% de todos los rios y lagos están contaminados. Una cuarta parte de los chinos (unos 300 millones de personas) no tienen acceso a agua potable. El uso de energía aumentó un 16% de 2002 a 2003. En ese periodo de tiempo, la industría china emitió 512 millones de toneladas de CO2 a la atmósfera, 64 millones más que Estados Unidos. Como escribe el reputado analista medioambiental Lester Russell Brown, “si China alcanza el estilo de vida estadounidense en los próximos 25 años, nuestro planeta vivirá una auténtica pesadilla medioambiental en 2031.”

Con este panorama, no deja de ser anecdótico que algunos atletas hayan protestado por la calidad del aire de Pekín, donde se celebrarán la mayor parte de las competiciones de los Juegos Olímpicos. El problema va más allá de las Olimpiadas y el gran reto de China (y del mundo) es establecer un crecimiento económico, además de más justo, compatible con el respeto del medioambiente. ¿Es posible ese crecimiento sostenible? Greenpeace China cree que sí: “Para ello hay que poner ya en marcha dos procesos: la optimización del uso de energía e inversión en energías renovables.”

Complejidad subcontinental

Cifras y declaraciones que muestran las enormes paradojas de un complejo país subcontinental y multinacional, cuyas dimensiones y herencia cultural a menudo lo hacen difícil de comprender para la mente occidental. El ciudadano chino es en sí mismo paradójico y sorprendente. Liu Kun Zhe es una periodista del diario South China Daily: “Por supuesto que la información que recibimos está filtrada y controlada, y la que emitimos también. ¿Acaso en tu país no ocurre eso también? El Ministerio de Propaganda da el visto bueno a los contenidos y los redactores en feje tienen que tener mucho cuidado con lo que publican”.

Liu Kun Zhe lanza su particular visión de hacia dónde puede ir China en las próximas décadas: “El desarrollo económico del país durante los últimos 30 años ha sido increíble: la gente ha mejorado sus condiciones de vida, lo que también ha elevado su nivel educativo, su individualismo y sus deseos de estar bien informados. Eso ha obligado al Gobierno a dar pasos hacia el liberalismo político y un funcionamiento más democrático del sistema. ¿Si me gustaría vivir en una democracia? Mira, si los occidentales créeis que vuestro sistema político es importable al resto del mundo, yo os lo niego: los chinos tenemos un sentimiento de colectividad mucho más fuerte que el individualista. También tenemos una actitud más pasiva ante la vida. Estoy segura de que algún día viviremos en un sistema democrático, pero tenemos que ser nosotros mismos quienes lo inventemos y lo adaptemos a nuestra realidad social, cultural e histórica. Definitivamente, estamos fundando nuestro propio modelo.”

martes, 22 de julio de 2008

La doble moral de las multinacionales

Volkswagen es el ejemplo perfecto de las empresas extranjeras que opera en China: multinacional alemana fabricante de automóviles que aprovecha el enorme potencial del mercado chino y cuenta con excelentes relaciones con el Gobierno de Pekín.

Volkswagen es el líder absoluto del mercado automovilístico chino: con un 18% del mismo, vende un millón de turismos al año y ha esponsorizado la marcha internacional de la antorcha olímpica. Winfried Vahland, presidente ejecutivo de Volkswagen China, razona de la siguiente manera ese apoyo: “Apoyamos la marcha internacional de la antorcha olímpica porque representa los valores de la hermandad, la paz y la justicia, valores que nuestra empresa comparte.” Nada dice Winfried Vahland de las maldades del régimen chino. Las ganancias parecen ser la base perfecta para que las multinacionales (y los gobiernos de sus correspondientes países) olviden la falta de respeto de los derechos humanos en China y las constantes informes críticos con Pekín de organizaciones como Amnistía Internacional o Human Rights Watch.

La doble moral puede silenciar la realidad, pero no hace desaparecer el constante abuso de los derechos humanos del régimen autoritario neoliberal chino. La débil sociedad civil del gigante asiático está plagada de historias individuales de personas que han sufrido el látigo del Estado por levantar la voz contra la arbitrariedad y la falta de justicia y libertad. Una de ellas es la de Teng Biao, abogado y profesor de universidad abiertamente crítico con el régimen. Biao no calló pese a las amenazas del Estado. El abogado, que ha colaborado con campañas internacionales de Amnistía Internacional, fue secuestrado el pasado 6 de marzo frente a las puertas de su casa por miembros de la Oficina de Seguridad Pública. Durante varios días fue sometido a amenazas y torturas psicológicas. Finalmente fue puesto en libertad. Desde entonces su vida está inmersa en un constante estado de excepción.

“Como intelectual es mi responsabilidad denunciar la injusticia; como abogado, me veo obligado a ayudar a la gente. Los principales problemas de mi país son la falta de libertad de prensa, opinión y religión, el uso de la tortura y la pena de muerte, y la existencia de un partido único.” Y tilda de ingenuos a los que creen que el desarrollo económico traerá el cambio político: “Es cierto que la libertad económica ha provocado cambios, pero tiene que ser la incipiente sociedad civil la que fuerce la llegada del cambio político.”

“Los Juegos Olímpicos tampoco arreglarán nada”. Según Biao, activistas como él serán duramente vigilados, castigados e incluso encarcelados durante su celebración. Con todo, las Olimpiadas podrían ser una gran oportunidad para llamar la atención sobre la falta de libertad: “Todo depende del empeño que pongamos en ello”. A principios del pasado abril, Teng Biao y otros 18 prominentes abogados pro derechos humanos firmaron una carta pública en la que pedían al Gobierno un trato justo y legal de los detenidos en el levantamiento del Tibet del pasado marzo. Además, ofrecían apoyo jurídico a los tibetanos apresados. El Ministerio de Justicia no tardó en responder a los firmantes con amenazas de sanciones. El pasado 31 de mayo vencía la licencia de abogado de Biao. El Gobierno se negó a renovarla por haber representado “ciertos casos sensibles”. El hostigamiento contra él y otros activistas ha continuado. A principios de julio, la policía mantuvo a Biao en arresto domiciliario durante un par de días para evitar que se encontrase con representantes del Congreso estadounidense. El disidente ha decidido finalmente esperar hasta después de las Olimpiadas para seguir con su tarea de activista. Uno se pregunta inevitablemente si éstos son lo valores de “hermandad, paz y justicia” a los que se refiere el presidente ejecutivo de Wolkswagen China.

lunes, 14 de julio de 2008

La larga marcha hacia el neoliberalismo


Y aquí va la segunda entrega del reportaje "Pekín 2008: el segundo gran salto adelante". Puede que se haga un tanto pesado leerlo en soporte on-line, pero creo que vale la pena dar acceso al resultado de las notas tomadas durante mi viaje a la China.

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Mao Tse-tung nació en una humilde familia del centro de China en 1893. En 1949, al frente de un ejército formado por campesinos, llevaba a los comunistas chinos al poder del país, e hizo así sombra al modelo socialista establecido por la Unión Soviética con la revolución de octubre de 1917. Tras la llegada al poder, Mao estableció un régimen basado en el culto a su persona, cuyos principales exponentes fueron el Gran Salto Adelante y la Revolución Cultural. El primero fue un intento fracasado de industrializar el país a marchas forzadas. El segundo, la extensión de la lucha de clases a toda la sociedad: una campaña de terror rojo que marcó profundamente a la sociedad china. Mao Tse-tung sigue siendo el referente histórico del régimen comunista de Pekín. Pero de sus recetas económicas e ideológicas poco queda actualmente.

Tras la muerte de Mao en 1976, Deng Xiaoping se impuso en la lucha de poder dentro del Partido Comunista Chino. Xiaoping es recordado por haber sido el principal promotor de las reformas económicas que han transformado el país, como el iniciador de la apertura a Occidente y del giro neoliberal que el régimen dio a la economía como receta de autosalvación. Deng Xiaoping tuvo el coraje de calificar de “enorme error” la Revolución Cultural maoísta (una manera de revisión o “desmaoización” al estilo de la “desestanilización” soviética) e inició un segundo salto adelante, pero esta vez hacia el neoliberalismo, cuyas consecuencias sigue sufriendo actualmente la sociedad china.

El pragmatismo fue la marca fundamental del secretariado general del Partido Comunista Chino de Deng Xiaoping, un pragmatismo que ahora aflora en las opiniones de la nueva clase media (como la de nuestro ejecutivo, Suoming Feng). Las cifras de crecimiento económico no engañan. El número de empresas extranjeras que operan en China tampoco. El consumo crece y del sistema socialista tan sólo queda la dictadura y el omnipresente imaginario comunista que más que un símbolo de socialismo se ha convertido en una nueva forma de expresión del nacionalismo chino. Pero detrás de los brillantes números de crecimiento económico se esconden crudas realidades: la sociedad china es ahora más rica, pero también más desigual, injusta y polarizada.

Según los estándares de la ONU, en China hay 200 millones de pobres; es decir, de personas que viven con menos de un dólar al día. Según datos del Ministerio de Trabajo, un 20% de chinos ingresa más del 55% de la renta nacional, mientras el 20% más pobre se tiene que conformar con el 7%. Mientras la renta per cápita en el campo durante el primer cuarto de 2008 fue de 1.494 yuanes (alrededor de 140 euros), en las ciudades ascendió a 4.386 yuanes (unos 430 euros). De los 1.300 millones de chinos, 900 no tienen acceso al dorado templo del consumo que ha traido consigo el neoliberalismo económico.

Con este panorama, no es de extrañar que las protestas y las revueltas sociales crezcan. Sobre todo en el campo. Según fuentes del Ministerio de Seguridad Pública, en 2003 el número de protestas fue de 58.000. En 2004, de 74.000. En 2005 las protestas colectivas llegaron a 87.000. (datos extraídos del número especial dedicado por la edición alemana de Le Monde Diplomatique a las Olimpiadas). Y esas cifras son las oficiales. Cifras que no pueden esconder el malestar de una parte de la sociedad que se siente apartada del disfrute del prosperidad económica que viven fundamentalmente las grandes ciudades del sureste del país.

Como afirma Wang Hui, profesor de Ciencias Sociales de la Universidad de Qinghua en Pekín, el levantamiento de la Plaza de Tiananmen en 1989 hay que situarlo en “el contexto de la globalización de los mercados y de las cada vez mayores protestas contra el actualmente dominante sistema económico mundial”. Sí, la revuelta, encabezada por estudiantes y profesores liberales, pero que representó el descontento de buena parte de la sociedad china, no sólo perseguía una democratización de las instituciones del país, sino también “el establecimiento de un sistema económico justo, igualitario y auténticamente democrático”. Es decir, el levantamiento de la Plaza de Tinanmen fue en cierta manera una reacción contra los estragos sociales provocados por el radical giro neoliberal del Partido Comunista Chino en el plano económico. La revuelta fue brutalmente aplastada.

Desde aquel entonces, las cosas han mejorado para parte de la sociedad china, pero las diferencias entre ricos y pobres, como en el resto de un mundo dominado por el patrón neoliberal, también son más grandes. ¿Qué papel juegan los Juegos Olímpicos en este proceso neoliberalizador? Según la Oficina de Propaganda del Comité Organizador, los JJOO “permitirán dar a conocer China al resto del mundo y supondrán un gran empujón para el desarrollo económico del país, así como para mejorar las condiciones medioambientales. Los JJOO han de ser una ventana para el resto del mundo, que la gente entienda que se trata de un país con más de 5.000 años de historia, una de las naciones más antiguas del mundo, ahora inmersa en un proceso de desarrollo económico imparable”.

El Gobierno ha invertido alrededor de 2,5 billones de dólares en el evento, que ha creado unos 2,4 millones de empleos y aumentado el PIB del país en un 0,4%. Sin duda, los números macroeconómicos saldrán fortalecidos tras la experiencia. Por ver estar si el pragmatismo del régimen iniciado con las reformas de Deng Xiaoping podrá reaccionar ante las cada vez más visibles contradicciones sociales de un país de 1.300 millones de habitantes que podría convertirse en una olla a presión social si no se aplican las válvulas de escape necesarias que suavicen las crecientes diferencias entre ricos y probres. Sólo una cifra más: oficialmente, 6.037 familias han sido expulsadas por la construcción de las instalaciones olímpicas. Sin embargo, Centre on Housing Rights and Evictions (centro de investigación independiente con sede en Suiza que denuncia los abusos urbanísticos a nivel mundial) apunta que un millón y medio de personas podría haber sido desplazada de sus viviendas por los Juegos Olímpicos.


Pekín 2008: el segundo gran salto adelante


Cosas de la vida: tuve la gran oportunidad de estar dos semanas viajando por China con un grupo de periodistas alemanes. Y de ahí nace un reportaje que saldrá publicado próximamente en catalán en el revoltoso Setmanari Directa. Para inaugurar de contenido mi cielo bajo Berlín, os lo ofrezco en capítulos, como un folletín.


Pekín 2008, el segundo gran salto adelante

"He vivido cinco años en Texas y ahora puedo comparar Estados Unidos con mi país. China es el país más grande del mundo. Para seguir adelante con nuestro desarrollo económico necesitamos un poder central y autoritario, una mano de hierro que controle y haga avanzar al país. Los cambios políticos vendrán, pero primero hay que asentar el proceso de desarollo económico que nuestro Gobierno puso en marcha hace 30 años. Es cierto que en China sólo hay un partido y que la libertad de prensa y opinión están limitadas. Pero la libertad económica sí es un hecho: en China, si quieres, puedes trabajar y ganar dinero. Vivirás tranquilo si no te inmiscuyes en los asuntos políticos. Eso es lo que yo hago para mi empresa: hacer dinero y dejar al Gobierno que se encargue de la política y mantenga la estabilidad del país. Si miras a otros países comunistas del entorno, como por ejemplo Corea del Norte, te darás cuenta de que la ortodoxia no lleva a ninguna parte: los norcoreanos no tienen ni qué comer. El Gobierno chino se dio cuenta de que para sobrevivir como régimen sólo tenía un camino: introducir cambios en la economía. Y los cambios han funcionado a las mil maravillas.”

Songming Feng es el perfecto ejemplo de la nueva China. Feng trabaja como alto ejecutivo en una de las mayores empresas chinas del momento, Lenovo. Una multinacional de nuevas tecnologías (informática y telefonía móvil) y una de las primeras empresas que se aprovechó de las medidas aperturistas en el plano económico introducidas por el Partido Comunista Chino a partir de los años 80. Su mirada sobre su propio país es profundamente pragmática y amoral. Songming Feng sabe que en China no existe la libertad de prensa, opinión ni reunión. Feng sabe que el Gobierno no respeta los derechos humanos más básicos y que aplica la pena de muerte de manera sistemática[1]. Pero Feng también es consciente de que el Partido Comunista asegura la estabilidad política y la libertad económica (al más puro estilo neoliberal) necesarias para que personas bien formadas como él puedan ganar dinero rápido a cambio de largas jornadas de trabajo y mucho sacrificio personal. Feng personifica a la perfección a la nueva clase media china nacida de un sistema bautizado como capitalismo autoritario.

El Gobierno chino pretende que la celebración de los Juegos Olímpicos durante el próximo agosto suponga un hito en ese brutal proceso de desarrollo económico. Con un crecimiento medio de más del 10% durante los últimos cinco años, el gigante asiático quiere dar un empujón a ese proceso desarrollista con un acontecimiento a gran escala que no sólo mantenga la velocidad del tren económico del país, sino que también suponga una gran operación de relaciones públicas de cara al resto del mundo. Un segundo gran salto adelante al precio que haga falta.


[1] En 2007, las autoridades de China se negaron de nuevo a publicar estadísticas sobre el uso de la pena de muerte por parte del gobierno, de forma que la comunidad internacional siguió ignorando el número de ejecuciones consumadas. Amnistía Internacional considera probable que hayan disminuido de forma considerable durante 2007, tras haberse restaurado el 1 de enero el requisito de que el Tribunal Supremo Popular revise todas las condenas a muerte. A lo largo del año 2007, Amnistía Internacional registró 470 ejecuciones, pero esa cifra se basa en informes públicos y se toma como número mínimo absoluto. La Fundación Dui Hua, con sede en Estados Unidos, estima que, según cifras facilitadas por funcionarios del país, el año pasado se ejecutó a 6.000 personas. En un país tan extenso como China, con estrictos controles gubernamentales en torno a la información y los medios de comunicación, sólo las autoridades conocen la realidad del uso de la pena de muerte. (Fuente, Amnistía Internacional).

domingo, 13 de julio de 2008

¿Por qué?

¿Por qué abrir un blog? Tengo que reconocer que siempre fui un poco escéptico con el uso de los cuadernos de bitácora on-line: la mayoría me parecen vacíos, aburridos y tópicos. Pero el uso de algunos de ellos como fuentes de información imprescindible me ha llevado a vencer mi propio escepticismo. Hoy comienzo a escribir el mío propio. Quizá dure un mes, o quizá se convierta en uno de referencia. Sea como sea, seré yo quien lo escriba.

¿Mi intención? Explicar las cosas que pasen antes mis ojos (a veces privilegiados), confeccionar un cuaderno de observación sin más límite que mis propios intereses, intentar darle una vuelta de tuerca a las reflexiones que de mi salgan y recibir el mayor número de aportaciones posibles. En definitiva, convertirme (por fin) en un usuario activo de esta red de redes llamada internet con una nueva verdadera herramienta de comunicación, algo tan necesario en los tiempos que corren.

Mi campamento base está en Berlín, esta maravillosa ciudad, pero el blog tratará todos los lugares que he pisado y que espero pisar. Que empiece el viaje...