Mucho se ha escrito y mucho se sigue escribiendo sobre la República Democrática Alemana (RDA) a 20 años vista de la caída del muro de Berlín. Y mucho de lo escrito es banal e innecesario, a pesar de que queden muchas cosas y verdades por decir sobre ese periodo histórico y esa parte sociogeográfica del país. No obstante, hace unos días salió a la luz un dato en apariencia sin importancia, pero que deja entrever hasta qué punto se descomponía la vanguardia del socialismo real alemán.
La tarde del 9 de noviembre de 1989, Günther Schabowski, miembro del Politbüro del SED (el partido gobernante en la RDA), ofreció una rueda de prensa en Berlín. En aquella comparecencia, un corresponsal italiano, Riccardo Ehrmann, hizo una pregunta que desencadenó la caída del muro: "¿Qué piensa hacer la RDA después de que la URSS haya abierto las fronteras para los ciudadanos de Alemania oriental?", preguntó Ehrmann, a lo que Schabowski respondió, echando mano de una nota ya escrita: "Los viajes privados pueden ser solicitados sin condiciones". "¿Cuándo entra esa medida en vigor?" "De forma inmediata". Luego se produjeron las ya mundialmente famosas imágenes de ciudadanos de la RDA saltanto el muro y destrozándolo como forma de liberación simbólica y real. La RDA era historia.
El caso es que ni la pregunta fue improvisada ni pensada por el propio periodista, ni parece que tampoco lo fuera la respuesta. Como el mismo Riccardo Ehrmann confesó la semana pasada, un redactor en jefe de la agencia de noticias oficial de la RDA, ADN (no se confundan con el diario gratuito), le sugirió que debía preguntar sobre la reglamentación sobre los viajes privados. Queda por tanto relativamente claro que la orden venía de arriba. Si la vanguardia de la RDA quería dar una muestra de su capacidad de adaptación a los nuevos tiempos, desde luego se le escapó de las manos. O quizá es que prefirió cavar su propia tumba en lugar de que la cavaran otros...
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