jueves, 26 de mayo de 2011

'Stunde der Selbstkritik'

Es evidente: el levantamiento cívico, pacífico y democrático de base iniciado en España el pasado 15 de mayo ha sobrepasado las fronteras. La palataforma Echte Demokratie Jetzt Berlin (Democracia real ya Berlín) nació la semana pasada y cuenta con una salud envidiable. Así las cosas, es normal que los alemanes comiencen a mirar con una mezcla de curiosidad y quizá envidia lo que está ocurriendo en España. Una prueba de ello: desde el diario alemán Taz le pidieron a un humilde servidor de la información un artículo de opinión sobre el pasado, el presente y el futuro de la ya bautizada como "Spanish revolution". No pude decir que no. El título del artículo es toda una declaración de principios: "La hora de la autocrítica". Para aquéllos que no sepan alemán, adjunto la traducción correspondiente al castellano:


“'Esto es democracia y no lo de Sol!' era uno de los lemas coreados por los simpatizantes del conservador Partido Popular (PP) tras su aplastante victoria del pasado domingo en las elecciones regionales y municipales en España. Los conservadores contraponían así la superioridad del PP, que en las municipales aventajó en más de dos millones de votos a los socialdemócratas del PSOE del todavía presidente José Luis Rodríguez Zapatero, con las manifestaciones, acampadas y plataformas cívicas nacidas espontáneamente el pasado 15 de mayo al calor de las redes sociales digitales. Un movimiento que, con asambleas diseminadas por todo el país, tiene su corazón en la céntrica plaza madrileña de la Puerta del Sol, donde siguen acampados cientos de ciudadanos indignados con el sistema, de momento hasta el próximo domingo.

Pero se engañan los votantes del PP si creen que la alternativa electoral mayoritaria es la solución de los tres graves problemas que acucian a España, y por extensión también a Europa y Alemania. El primero, y principal desencadenante de las protestas, es la galopante crisis económica que está sufriendo el país. Una crisis que ha elevado la tasa oficial de desempleo por encima del 20 por ciento y destruido numerosos sectores productivos, así como miles y miles de pequeñas y medianas empresas. Una crisis sistémica causante de un 45 por ciento de paro juvenil, recortes salariales, el aumento de la edad de jubilación, el desmantelamiento del ya de por sí modesto Estado del Bienestar español y el desahucio de 300.000 familias. Todo ello mientras las 35 empresas del IBEX, el índice bursátil español, registran beneficios récord.

Se engañan los votantes del PP porque su apuesta electoral forma parte del problema, y no de la solución. El partido conservador ha sido partícipe y promotor del modelo económico que, junto a la especulación financiera internacional, ha llevado al borde del precipicio a la economía española: la sobredimensión de los sectores inmobiliario y del turismo, la insuficiente inversión en I+D y educación, el poco o nulo control de la concesión de créditos bancarios, el gasto público descontrolado en proyectos arquitectónicos de corte faraónico son las principales causas de esta crisis. El PP ha dado el golpe en las últimas elecciones municipales y autonómicas, y muy probablemente se hará con el Gobierno central en los próximos comicios generales, gracias, en parte, a la promesa de crear millones de puestos de empleo. Pero los conservadores no dicen cómo. Ni siquiera las viejas recetas neoliberales parecen ya valer.

El déficit democrático que padecen el sistema político y las instituciones españolas es el segundo gran problema. Empezando por la corrupción, que está carcomiendo la legitimidad de muchos representantes de lo público en ayuntamientos y gobiernos autonómicos. Un dato estremecedor: las listas (cerradas) de los principales partidos para las elecciones del pasado domingo presentaban más de 100 candidatos salpicados por casos de corrupción. A ello hay que añadir la actual ley electoral, hija de la alabada transición española y de la Constitución del 1978, que beneficia a los grandes partidos. La hace 30 años incipiente democracia española necesitaba de Gobiernos fuertes y estables para aguantar el terrorismo de izquierda y derecha. Quizá hace 30 años esa ley electoral proporcional ayudara a salvar a la joven democracia española. Hoy la está ahogando.

El tercer problema: el Estado español ha estado viviendo por encima de sus posibilidades. La administración ha gastado más de lo que se podía permitir y se ha equivocado en la forma de invertir el dinero público. Pero también los ciudadanos han contraído más deudas de las que podían hacer frente. Es la hora de la autocrítica: los españoles han tomado parte de un modelo económico que no era más que una ilusión de bienestar y que, como la novela de Gabriel García Márquez, era la crónica de una muerte anunciada. Porque bienestar no es comprarse un coche cada cuatro años, ni adquirir a crédito viviendas sobrevaloradas. Bienestar es que la gente pueda vivir de un trabajo digno, tener acceso a viviendas a precios normales así como a servicios públicos innegociables como la sanidad o la educación. El consumismo fomentado por el poder durante las últimas décadas pasa ahora factura a la sociedad española. Y son las clases medias y bajas las que tienen que pagar el precio de ese enorme endeudamiento.

Recientemente se hacía pública la cifra: los ayuntamientos españoles adeudan 35.000 millones de euros a pequeñas y medianas empresas que dan empleo a más de cuatro millones de personas. Si se cumplen los peores augurios, esa deuda llevará a la quiebra a miles de empresas, lo que elevará aún más las cifras de desempleo, ya hasta niveles insostenibles. Los dos grandes partidos han evitado hablar de este inmenso problema durante la campaña en una especie de pacto de no agresión. Los economistas más agoreros se atreven a predecir que el paro superará el 30 por ciento. Cuando esto ocurra, aquéllos que votaron al PP por fin se darán cuenta de que su decisión fue un error, porque lo que votaron fue parte del problema y no de la solución.

España necesita una refundación democrática, una segunda transición que, de momento, parece imposible a través de los grandes partidos tradicionales. Ello explica la espontánea reacción de miles de personas que salieron la calle pidiendo una democracia verdadera. Esta oposición, de momento extraparlamentaria, debería hacer reflexionar a ciudadanos y políticos, quienes deben reconsiderar su papel en una democracia parlamentaria de baja calidad como la española y participar de forma activa en el proceso de cambio. Nadie sabe todavía cuál será el alcance de esta revolución pacífica, ni qué objetivos alcanzará. Sin embargo, una cosa está clara: España ya nunca volverá a ser la misma. Tras el pasado 15 de mayo, algo ha cambiado en el país. Para siempre."

viernes, 20 de mayo de 2011

Las voces del Antiguo Régimen



"Es intolerable que haya una acampada en la Puerta del Sol. Eso no se puede consentir. En ese sentido aplaudo la decisión de la delegación del Gobierno de Madrid de desalojar la plaza, porque esa acampada se podría haber convertido en un auténtico foco de problemas".

"Este tipo de joven que tenemos no va a votar".

"Uno de los líderes es un abogado que está opositando. (...) Y no hay nada más burgués que un abogado opositando".

"Los jóvenes de hoy en día viven mucho mejor que los de hace 20 o 30. años (...) Ahora tienen problemas, pero ahora hay unas ventajas, como por ejemplo las redes sociales de comunicación..."

Son frases arrancadas de una tertulia de la Radio Nacional de España, la radio pública estatal, la que está pagada por los impuestos de todos los ciudadanos del Estado. Los que hablan son periodistas. Al final, entre risas, reflexionan y admiten que están "hechos unos carcas". Es la única parte de la conversación que es capaz de captar la verdadera esencia del momento histórico que están viviendo las Españas. Sin duda, los que hablan son la voz del Antiguo Régimen, los representantes de la sociedad analógica, los que todavía pueden sacar provecho de una posición de relativa comodidad económica y altura social. Los que se permiten el lujo de hablar con paternalismo y superioridad sobre los jóvenes y no tan jóvenes que han salido a la calle para mostrar su cansancio. Los que siguen utilizando conceptos de siglo XX como "burguesía" para analizar protestas del siglo XXI, que están mucho más allá, que se mueven en otros parámetros. Los que dejan claro que no son capaces de entender lo que está ocurriendo porque, sí, en efecto, son unos carcas, siguen anclados en el pasado.

Pero la voz del cambio y la indignación rompe el aparente equilibrio y unanimidad que gobiernan la conversación. La voz se llama Cristina y es de Burgos. Se llama Cristina y es de Burgos, pero podría ser Gonzalo de Murcia, Damián de Lugo o Mireia de Barcelona. Porque es la voz de los que se sienten agredidos por el desdén de esos contertulios que cobran de una radio que se llama pública, pero no parece que actúe como tal. La voz de Cristina es un torrente imparable de sentido común. Para mi hay una frase que resume a la perfección su posición y la de todos aquéllos que han salido a la calle para no abandonar la protesta ante unas elecciones autonómicas y municipales que ya son anecdóticas y secundarias porque hay mucho más en juego que el voto del próximo domingo. "Ya no es el momento de la indignación. No. Ahora ya es el momento de la reacción".

Reacción es la palabra, porque la indignación y el hartazgo hace tiempo que se vienen acumulando. Y el vaso se ha derramado. Razones hay de sobras, como resume telegráfica y exactamente Ignacio Escolar en su post "Hartos del votar y callar". Sí, perdón, sí se puede consentir una acampada en la Plaza del Sol. Lo que no se puede consentir es que en España haya un 45% por ciento de paro juvenil, además de cinco millones de desempleados; que el 63 % de los trabajadores vivan con 1.000 euros o menos en un país donde los precios no han hecho más que subir desde la introducción del euro; que casi 300.000 familias hayan sido expulsadas de sus viviendas por no poder pagar la hipóteca, y que, sin embargo, les sigan debiendo a los bancos el dinero que no valen esas viviendas. Todo ello mientras las empresas del IBEX baten récord en ganancias y las pequeñas y medianas empresas se hunden en la miseria, y se recortan las pensiones y los salarios. Y entretanto los grandes partidos tradicionales se muestran incapaces de reaccionar ante la demanda social, y apuntalan con su ineptitud y su inútil intercambio de reproches el déficit democrático que viene ahogando desde hace años esta democracia parlamentaria. ¿Qué es lo que realmente no se puede consentir, señores contertulios?

Muchos somos los españoles residentes en Berlín. Algunos hace muchos años que viven aquí. Otros llegamos hace unos cuantos años tras preveer la que se nos venía encima ante un modelo económico que, como la novela de Gabriel García Márquez, era la crónica de una muerte anunciada. Otros cuantos, muchos también, llegaron más recientemente huyendo de la tierra quemada que ha dejado tras de sí el desarrollismo sin freno y un modelo especulativo sin bases económicas fuertes ni una visión a largo plazo. Sí, la sociedad española también es culpable por haber participado de ese falso bienestar a crédito, por haber estado viviendo por encima de sus posibilidades sin pararse a reflexionar sobre lo que estaba ocurriendo. Pero ya tendremos tiempo de hacer autocrítica. Porque ahora ya no es momento ni siquiera de indinarnos con nosotros mismos. Ahora es el momento de la reacción.

Podríamos mirar para otra parte, pues nuestra situación aquí es más o menos cómoda. Pero no todos somos así: en Berlín ya hay un colectivo de españoles que cuenta con una organización embrionaria. Se formó ayer ante la embajada española en Berlín para mostrar solidaridad con las manifestaciones y concentraciones de España y para explicar a los alemanes qué está pasando en nuestro país. Porque sigue siendo nuestro, y algún día nos gustaría tener la oportunidad de volver. Esta tarde hay otra asamblea organizativa en el Lustgarten. Y mañana, una manifestación convocada a las 19:00 frente a la Puerta de Bradeburgo.

Tenéis toda la información en los siguientes enlaces:
http://democraciarealyaberlin.com/
http://www.facebook.com/event.php?eid=103153336442267&ref=ts
http://vimeo.com/groups/berlinya


Dia 1 - Organización Democracia Real Ya Berlin from Albert N. Romero on Vimeo.

miércoles, 4 de mayo de 2011

Contra el racismo y la discriminación

Sobre las ocho de la tarde de un día cualquiera en la terraza de un hostal de la cadena Aohostels situado en la Lerhterstrasse 12. Cuatro españoles disfrutan entre risas de unas cervezas. De repente, una chica se les acerca para pedirles un favor: "¿Podríais preguntar si tienen habitaciones libres en este hostal? A mi me han dicho que no, y sospecho que no me quieren alojar".

Uno de los interpelados se ofrece voluntario. Entra en el establecimiento y pregunta en la recepción si hay habitaciones libres. "Por supuesto. ¿La quiere individual, doble o colectiva?". El voluntario sale casi sin creérselo: efectivamente, los trabajadores del hotel se niegan a hospedar a la chica. "¿Por qué?", se pregunta ella angustiada, asegurando que tiene dinero para pagar. "Por racismo, creo", le contesta el voluntario. Ah, perdonad, se me había olvidado explicároslo: la chica era rumana, gitana y caminaba con dificultad porque tenía dos prótesis en las piernas.

El voluntario, todavía incrédulo, decide entrar con la chica para pedir explicaciones conjuntamente en la recepción del hotel. El empleado se da cuenta de la emboscada y baja la mirada mientras se sonroja. "Lo siento, pero es nuestro derecho de admisión", es la única respuesta que reciben. De nuevo, incredulidad y ahora también indignación. La chica da las gracias al grupo y se va llorando en busca de otro alojamiento donde la admitan. Si es que lo encuentra.

Casos tan evidentes de racismo y discriminación contra el colectivo gitano se dan a diario en Berlín, sospecho. Casos que, de los que a menos que seas testigo y te atrevas a denunciar, quedarán impunes y desconocidos para esta sociedad instalada en la fantasía de vivir en el mejor de los mundos posibles. ¿Quién dijo que el racismo en un país como Alemania no es un problema? Creo que un tal Sarrazin sentenció que la culpa era de los otros.

Por suerte, hay gente que se organiza y no calla ni se deja callar. Es el caso de la asociación juvenil gitana Amaro Drom, con sede en el barrio de Neukölln, distrito que de inmigración sabe un poco más que Sarrazin, al que no se le ve mucho por allí, por cierto. El próximo sábado 7 de mayo se celebra en la Boddinstrasse y a partir de la 15:00 horas el festival callejero de cultura y música Herdelezi Roma.

"Herdelezi" es el día de San Jorge, una de las festividades más importantes para los gitanos musulmanes y ortodoxos, sobre todo del sureste de Europa. El festival, organizado por Amaro Drom, convertirá la calle en un escenario por el que desfilarán músicos, actores y poetas, y que acogerá debates sobre la situación del pueblo gitano en toda Europa. Un festival que debe servir para hacer visible lo invisible: el racismo y la discriminación que este pueblo sigue sufriendo bien entrado el siglo XXI en el mismo corazón de Europa.