lunes, 19 de diciembre de 2022

'Reichsbürger': una teoría de la conspiración con tradición en Alemania


Marcha anticorona con banderas de Reichsbürger. Noviembre de 2020, Berlín. A.Jerez


“En 1945 no se ocupó el Imperio Alemán, sino la administración ilegal de la República de Weimar. Tan sencillo como eso. Por eso, el Tribunal Constitucional dice que la República Federal no es sucesora del Imperio Alemán, sino que este sigue existiendo legalmente, aunque sea incapaz de actuar y esté en estado de sitio”. 

Sascha habla con seguridad y un lenguaje digno de un jurista especializado en historia alemana. Lo hace mirando a la videocámara de su ordenador, que lo inmortaliza durante una videoconferencia subida a YouTube el 13 de enero de 2021. Es uno de los cientos de vídeos del canal Vaterländischer Hilfsdienst – VHD, en sus siglas en alemán, cuya traducción es “Servicio de Ayuda a la Patria” –. El VHD es uno de los muchos grupos que reclaman desde hace años que el Imperio Alemán sigue existiendo legalmente con sus fronteras de 1937. Otros son “Herederos de Bismarck”, “Reino de Alemania”, “Confederación del Imperio Alemán” o “Asamblea Constituyente”. 

La argumentación de Sascha es extremadamente enrevesada, pero se puede resumir así: el Imperio Alemán, nacido de la fusión de diferentes nacionalidades y estados en 1871 de la mano del canciller Otto von Bismarck, no dejó de existir porque la Alemania nazi derrotada en el Segunda Guerra Mundial nunca llegó a firmar un acuerdo de paz con las fuerzas vencedoras. La Constitución Imperial de 1871 sigue, por tanto, vigente y la República Federal es una entidad sin derecho ni existencia real. Algunos incluso aseguran que es tan sólo una empresa administrada por fuerzas ocupantes. 

“Podemos ser alemanes y libres. Tenemos que ser alemanes y libres si queremos la paz”, sentencia Sascha. El video en el que se explica con convicción acumula poco más de 4.000 visualizaciones. La locuacidad del ponente no parece ser capaz de movilizar a las masas. 


Fenómeno creciente 

Sascha es uno de los 23.000 Reichsbürger (“Ciudadanos del Reich”) que hay en Alemania, según el Ministerio del Interior. En 2020, las estimaciones ascendían a unos 20.000. Es un fenómeno creciente y muy heterogéneo. El último informe de la Oficina Federal de la Defensa de Constitución – servicios secretos domésticos – dedica uno de sus capítulos al variopinto movimiento. “Son grupos e individuos que rechazan la existencia de la República Federal de Alemania y su ordenamiento jurídico por diversos motivos y basándose en diversas razones – entre ellas, la referencia al Reich alemán histórico (…) –, niegan la legitimidad de los representantes elegidos democráticamente o incluso se definen a sí mismos como ajenos al ordenamiento jurídico”, apunta el informe, que también incluye en el apartado a los “autogobernados”, ciudadanos que se autoproclaman sujetos soberanos y que se niegan responder ante ningún estado, en clara sintonía con la tradición libertaria de EE.UU. 

El libro Ciudadanos del Reich. El peligro subestimado, editado en 2017 por el periodista Andreas Speit especializado en movimientos de ultraderecha, resume el fenómeno de la siguiente manera: los Reichsbürger son ciudadanos que actúan de manera subversiva para intentar bloquear, sabotear o paralizar la administración y el Estado; sus argumentaciones están basadas en teorías de la conspiración absolutamente irracionales y apartadas de la realidad en la que viven; no son obligatoriamente ultraderechistas o neonazis, pero comparten numerosas ideas con ese espectro político; ignoran las consecuencias de sus actos y declaraciones, y no se dejan convencer por contraargumentaciones irrebatibles; la inacción de las autoridades es interpretada por los Reichsbürger como señal de victoria. 

La reciente redada contra el grupo “Unión Patriótica” marca un antes y un después en la percepción que Alemania y el resto del mundo tienen del fenómeno. Más de 3.000 policías desarticularon una red que presuntamente había planeado un golpe de Estado contra la República Federal, incluido un espectacular asalto armado al parlamento alemán. La policía detuvo a 25 personas, se incautó de 90 armas de fuego y encontró listas de políticos y periodistas. La fiscalía acusa a los detenidos – entre los que hay un aristócrata y una jueza exdiputada de la ultraderecha de Alternativa para Alemania (AfD) – de “organización terrorista”. 


Nuevo escenario

“Hace tres o cuatro años no me habría imaginado que este tipo de personas conseguirían formar un grupo tan fuerte y organizado”, dice Andreas Speit. “No se trata de marginados, sino de personalidades del entorno de la nobleza, una jueza, varios antiguos soldados de las fuerzas especiales, agentes de policía e incluso de la brigada de investigación criminal. Aquí es donde realmente hay que decir que estamos ante un fenómeno nuevo: que gente de este nivel se haya unido en torno a la ideología del Reich y estén dispuestos a cometer actos de terrorismo”, añade. 

El mismo día de la redada, numerosos camarógrafos y fotógrafos inmortalizaron la detención del “príncipe” Heinrich XIII, que presuntamente tenía que convertirse en el nuevo jefe de estado de Alemania si el golpe hubiese triunfado. Poco después de la redada, algunos medios impresos publicaron en sus webs notas de fondo sobre la red desmantelada y el fenómeno Reichsbürger. Varias televisiones emitieron programas especiales sobre la operación ese mismo día. 

La gran preparación de diversos medios deja entrever que algunos periodistas habían sido informados días antes de la redada. Ello ha generado críticas y también dudas sobre el peligro real que suponía la red desmantelada. “Todo el mundo sabía de la redada menos los detenidos”, ne dice Hinnerk Berlekamp, periodista y coautor del libro Ciudadanos del Reich. El peligro subestimado. Y continúa: “Eso indica que las autoridades ni siquiera temieron que alguien pudiera pasar la información a los afectados. Si realmente había una conspiración tan peligrosa contra Alemania, yo no habría permitido filtraciones. Todo es muy raro y parece más dirigido al efecto mediático. No quiero decir que los Reichsbürger no sean peligrosos, pero la operación me parece desmedida”. 


Del 'Papierterrorismus' a la violencia real
 
Politólogos y analistas del fenómeno Reichsbürger acuñaron hace ya años un neologismo para describir los intentos de sus militantes de paralizar el Estado: Papierterrorismus (“Terrorismo de papel”). Es decir, el bombardeo con cartas y/o mails de contenido legal a administraciones o empresas con el objetivo de obstaculizar su funcionamiento o simplemente de quedar exentos de pagar una multa o una factura. Los “Ciudadano del Reich”, como negadores de la República Federal de Alemania, no aceptan el pago de multas de tráfico, facturas o impuestos. Aseguran que la inexistencia legal del Estado en el que viven los libera de esas responsabilidades. 

El término Papierterrorismus entronca con la tradición de observar el movimiento desde la curiosidad e incluso desde cierta compasión. Pero en 2016 saltaron las primeras alarmas: en una operación policial, un disparo de un militante del movimiento Reichsbürger mató a un agente de las fuerzas especiales en la localidad bávara Gegorgensmünd. El sujeto había perdido la licencia de armas y la policía entró en su casa con una orden judicial para requisar el armamento que había acumulado. Del Papierterrorismus se pasó a la violencia real con armas de fuego. 

El caso desató un debate político considerable y llevó a la Oficina de la Defensa de la Constitución a vigilar el movimiento con mayor atención. De los más de 20.000 integrantes del fenómeno “Ciudadanos del Reich” en Alemania, las autoridades estiman que hay un 10% armado y dispuesto a emplear la violencia. 

La ministra federal de Interior, la socialdemócrata Nany Faeser, ha anunciado su intención de acelerar dos reformas legales ya previstas antes de la operación policial: el endurecimiento de las condiciones para acceder a una licencia de armas y la expulsión más rápida de funcionarios contra los que se pueda demostrar una militancia o cercanía con el movimiento Reichsbürger.

Endurecimiento legal

"El endurecimiento de las leyes sobre armas es resultado del acuerdo de coalición; ello me da optimismo sobre la posibilidad de llegar a un acuerdo con los dos socios de la coalición”, ha dicho Faeser. Los liberales del FDP, socios menores del Gobierno tripartito liderado por el canciller socialdemócrata Olaf Scholz, se muestran, sin embargo, reacios a la una reforma legal que incluiría la prohibición del acceso a armas automáticas para ciudadanos de a pie. 
 
La expulsión de funcionarios con cercanía a los “Ciudadanos del Reich” tiene relación directa al intento de infiltración del movimiento en las fuerzas de seguridad. La fiscalía asegura que la red desarticulada intentó reclutar nuevos integrantes tanto en la policía federal con en las fuerzas armadas. Ambos cuerpos ya generaron en el pasado titulares en Alemania por diversos escándalos de presencia ultraderechista y neonazi en sus filas. 

 “Sí me preocupan eses elementos dentro de las fuerzas del orden que están actuando con conspiradores que menosprecian la democracia, que quieren abolirla o transformarla en un sistema autoritario. Pero descarto que los Reichsbürger sean el núcleo o la raíz de esas fuerzas”, dice Hinnerk Berlekamp, periodista que ya dedicó en 2017 un artículo en profundidad a las conexiones internacionales de los “Ciudadanos del Reich”, un fenómeno arraigado en Alemania y con conexiones en otros países de habla alemana como Austria y Suiza. 

La sombra de la infiltración ultraderechista en las fuerzas de seguridad no es nueva. En el verano de 2020, el Ministerio de Defensa alemán anunció el desmantelamiento de una unidad de las unidades de élite KSK por estar infestada de militares de tendencia neonazi. Las autoridades reconocieron, además, la desaparición de miles de cartuchos y de 62 kilos de explosivos cuyo paradero es hasta hoy desconocido.

Reportaje publicado por El Periódico de Catalunya.