jueves, 17 de enero de 2013

¿Sería contraproducente ilegalizar el neonazi NPD?

A finales del año pasado, los 16 Estados federados alemanes acordaron unánimemente en el Bundesrat (Cámara Alta) solicitar al Tribunal Constitucional la prohibición del NPD (Partido Nacionaldemócrata de Alemania), el principal partido de la escena neonazi alemana. Los Estados consideran probado que el principal objetivo del NPD es acabar con el sistema democrático desde una «actitud agresiva y militante». No es el primer intento de ilegalización de la formación neonazi: el último fracaso fue en 2003, cuando el Tribunal Constitucional consideró improcedente la ilegalización del partido tras descubrir la enorme infiltración en sus filas de espías pagados por la policía y los servicios secretos.

El descubrimiento de la célula terrorista de extrema derecha NSU (Clandestinidad Nacionalsocialista) a finales de 2011, que mató a 9 inmigrantes y una agente de policía entre 2000 y 2006, parece ser el impulso definitivo al actual intento de prohibición del NDP, formación con estrechos lazos con la NSU en algunas regiones de Alemania oriental. Todo ello viene además acompañado de garrafales errores y la incapacidad mostrada por la Policía y los servicios de seguridad alemanes de detectar y detener el último caso de terrorismo de extrema derecha en un país donde el neonazismo ha matado a más de 180 personas desde 1990, según cifras de la Fundación Amadeu Antonio. 

Mientras los Estados federados son la punta de lanza en el actual proceso contra el NPD, el Gobierno de Angela Merkel muestra más bien escepticismo al respecto. Lo dijo recientemente la ministra de Justicia de la canciller, la liberal Sabine Leutheusser-Schnarrenberger: «A la extrema derecha no se la combate prohibiendo el NPD. Ninguna confrontación legal puede sustituir a la implicación política». La ministra hizo referencia a la necesidad de combatir al neonazismo con argumentos políticos y a través de programas sociales que hagan frente a la llamada «pobreza blanca» que afecta, sobre todo, a los Estados federados orientales, precisamente allí donde el NPD tiene más apoyo social.

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