martes, 21 de abril de 2020

‘La transición alemana’: aún Ossis y Wessis

El politólogo Herfried Münkler asegura que las viejas naciones europeas tienen que redefinir su identidad colectiva cada 30 años. Así ha sido en la modernidad y también parece serlo en la bautizada como postmodernidad, en pleno siglo XXI. Alemania no es una excepción.

El último episodio que marcó un hito en su historia fue la caída del Muro de Berlín en 1989 y la reunificación en 1990. Están a punto de cumplirse tres décadas de que las dos repúblicas nacidas de la derrota del nazismo y en pleno inicio de la Guerra Fría se convirtieran en una sola en un proceso que para algunos fue una refundación de la República Federal y, para otros, una victoria de un sistema sobre otro, una conquista. 

Así las cosas, es hora de preguntarse: ¿cuál es la identidad de Alemania hoy? ¿Tenía dos identidades que se fusionaron en una sola? ¿Continúa ese proceso abierto? ¿Siguen existiendo una identidad germanooriental y otra occidental? ¿Qué queda de la identidad cultural de la extinta RDA?  Todo esos interrogantes los abordamos en este nuevo episodio, el tercero, de nuestro podcast La Transición Alemana.






jueves, 16 de abril de 2020

La noche se apaga en Berlín

“Nos vemos de nuevo cuando estemos todos muertos. Salud, vecinos”. 

Con este mensaje se despidió de su clientela el legendario Schlawinchen. El bar berlinés, en el distrito de Kreuzberg, se vio obligado a bajar la persiana a mediados del pasado marzo tras haber permanecido ininterrumpidamente abierto durante más de cuarenta años: el local no había cerrado ni un minuto desde 1979. Siempre abierto, porque siempre hay alguien que tiene sed, como dijo su propietario, Tobi Jorczik, en una entrevista con la radio pública alemana. En ella, Jorczik incluso reconoció que tuvo problemas para encontrar la llave del psicodélico local en el que se reúne tradicionalmente un variopinto público para beber, fumar, escuchar música y compartir historias. 

Lo que no consiguió la Guerra Fría ni el Muro de Berlín lo ha logrado un virus bautizado como Covid-19. Una de las primeras restricciones que tomó el gobierno federal y los estados federados fue ordenar el cierre de todos los locales de ocio como cines, teatros, bares, clubs y casinos. Cualquiera que haya pisado la noche de la capital alemana, entiende la dimensión del cierre de Schlawinchen: si un virus obliga a cerrar sus puertas, entonces tiene que ser un virus muy peligroso. 

Sector en peligro 

"Para nosotros, es la peor crisis desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, nunca hemos tenido que hacer frente a una amenaza tan grande". Esto dijo hace un par de semanas Lutz Leichsenring, portavoz de la federación de clubs nocturnos de Berlín, la llamada "Clubcommision", que agrupa a más de 200 locales. La declaración tuvo algo de premonitorio; días después, Angela Merkel usaba la misma referencia histórica: “Desde la Segunda Guerra Mundial no ha habido en nuestro país un reto que nos haga depender tanto de nuestra acción conjunta y solidaria”. 

Además de sus museos y sus óperas, la capitalidad cultural de Berlín no sería la misma sin sus locales nocturnos ni sus clubes de música electrónica. La noche berlinesa atrae a cientos de miles de personas cada año. Gente que busca el mito del hedonismo y la libertad individual que rigen la escena. El cierre, obligado por la pandemia de momento indefinidamente, amenaza ahora la existencia de muchos de esos espacios. La noche de Berlín se apaga. 

“Calculamos que el cierre supondrá pérdidas de 10 millones de euros mensuales”, me dice Lutz Leichsenring. “Ninguno de los cientos de clubes de la ciudad podrá sobrevivir si se mantienen cerrados durante meses. Por eso necesitamos apoyo del Estado. Nosotros no tenemos a consorcios o grandes inversores que nos sostengan. Los empleados de los clubes tampoco cuentan con grandes ahorros”. 

“United we stream” 

La dimensión de la crisis es tal que el Estado alemán se ha hecho cargo en primer lugar de lo esencial: frenar la velocidad de los contagios para evitar el colapso del sistema sanitario, asegurar el abastecimiento de la población y garantizar un paquete billonario de créditos estatales e inversiones públicas para amortiguar el duro golpe que sufrirá la economía alemana en el 2020. La música electrónica y el ocio nocturno berlinés no están, por razones obvias, en la lista de prioridades. 

A la espera de posibles ayudas que salven al menos una parte de la escena, el sector se ha puesto manos a la obra: con la plataforma United We Stream, transmite en directo sets de djs desde clubes emblemáticos – y ahora vacíos – de Berlín. A cambio, pide a los ciudadanos confinados en sus casas una aportación económica. El crowdfunding debería servir de fondo transitorio hasta que la gente pueda a volver a sudar junta en las pistas de baile.




Artículo publicado en El Periódico de Catalunya.

martes, 7 de abril de 2020

Podcast ‘La transición alemana’: los detestados imprescindibles

Aquí va el segundo episodio del podcast ‘La transición alemana’ que estaré coproduciendo con el colega Franco Delle Donne para el programa Estación Sur, de Cosmo Radio, hasta el próximo de octubre. Se cumplirán entonces los 30 años de la reunificación alemana. Esta semana lo dedicamos a la posiblemente mayor paradoja a la que se enfrenta este país en la actualidad.

La resistencia a la inmigración en Alemania se ha multiplicado en los últimos años con las nuevas corrientes de refugiados y el auge paralelo de los populismos. Sin embargo, todos saben que la economía alemana no podrá funcionar mucho tiempo con esta población. Sobre la necesidad de mano de obra extranjera y el racismo estructural en Alemania versa la segunda entrega.





lunes, 6 de abril de 2020

Coronabonos: las voces de la otra Alemania

"Cuando durante una tormenta algunos se tiran por la borda, no sirve de nada que el resto de la tripulación salte detrás. Es mejor quedarse en el barco y lanzarles un flotador”. 

Este es sólo uno de las párrafos dedicados estos días por cierta prensa alemana a los llamados coronabonos. La metáfora usada por una columnista del diario conservador “Die Welt” ilustra bien el rechazo militante de buena parte de la política, el empresariado y el electorado de Alemania a una emisión conjunta de deuda europea. Una demanda que cada vez se hace más fuerte en la Unión Europea para hacer frente a las consecuencias económicas y sociales que ya está generando el coronavirus en el Viejo Continente. 

Los estados de la UE más afectados por la pandemia son precisamente los que acumulan una mayor deuda pública. Los devastadores efectos del virus los convertirá muy probablemente en víctimas de la especulación financiera. Su margen para reactivar las economías con dinero público se estrechará así aún más. Economistas ya advierten de que la Gran Recesión de hace una década podría quedarse en anécdota si no se actúa de manera conjunta. 

Ayudas sí, mutualización no 

Pese a la excepcionalidad del momento, la posición del gobierno federal alemán, con Angela Merkel al frente, no se ha movido ni un milímetro desde la crisis financiera de 2009: Berlín sigue ofreciendo un rotundo 'no' a la mutualización de la deuda. Esta permitiría a los estados más golpeados por el virus, como Italia y España, a acceder una financiación en mejores condiciones en los mercados internacionales. 

Ayudas sí, mutualización de la deuda no, responde el gobierno alemán secundado por otros como el holandés o el austríaco. La negativa es interpretada como una señal de insolidaridad no sólo por la periferia europea, sino también por políticos y economistas de Alemania. Son las otras voces de la mayor economía de la UE. 

“Cada vez hay más gente en el espectro político y de los institutos económicos de Alemania que apoyan los coronabonos. Por eso nos preguntamos por qué el gobierno alemán se sigue oponiendo de manera tan testaruda. Parece no haber aprendido de la última crisis: precisamente el error entonces fue no encontrar una respuesta europea común”, dice Marcus Wolf, analista de Movimiento Ciudadano para el Cambio Financiero. La ONG, fundada por el exdiputado verde y experto en asuntos económicos Gerhard Schick, es una de las organizaciones alemanas que pide los coronabonos. 

“Tal vez sea difícil de entender en el extranjero”, explica Wolf, “pero en Alemania sigue prevaleciendo la idea de un presupuesto público equilibrado y de reducir el endeudamiento. En este caso, sin embargo, no se trata de emitir deuda común europea de manera indefinida, sino de una medida limitada en el tiempo ante la actual situación excepcional y porque unos países se ven más afectados que otros”. 

Rechazo histórico 

El rechazo en Alemania a una emisión conjunta de deuda avalada conjuntamente por todos los estados de la Eurozona no surge de la última recesión; se remonta a la introducción del euro hace dos décadas. “En Alemania nació entonces el mito de que se puede disfrutar de las ventajas de la moneda común sin tener que apoyar al resto de países”, explica el eurodiputado verde Sven Giegold, uno de los impulsores de la petición #WeAreInThisTogether que urge a la emisión de bonos comunitarios. 



“Durante años se les ha dicho a los alemanes que se puede tener una unión económica y monetaria, y al mismo tiempo que cada uno de los estados siga siendo independiente financieramente. Y eso es falso”, continúa Giegold. “Es irónico que dos de los principales beneficiados del euro – Holanda, gracias a su paraíso fiscal, y Alemania, con sus superávits comerciales – sean los que se opongan de manera más tozuda”. 

Cuando en España e Italia miles de personas luchan por su vida y sus sistemas sanitarios están al borde del colapso, Alemania insiste en que su opción es la mejor para la UE, argumenta Giegold: “Y eso no es muy europeísta”. En lugar de los coronabonos, Berlín apuesta por usar el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), creado durante la última crisis para rescatar a los países del euro. Con más de 400.000 millones de euros, el fondo ofrece préstamos a cambio de reformas económicas. Grecia y Portugal, que acudieron al rescate, ya conocen las duras condiciones. 

“Respiración artificial” 

“El dinero barato del Banco Central Europeo llega a los mercados financieros, pero no a la economía real. Es como mantener con vida a un paciente con respiración artificial, y al mismo tiempo sacarle sangre”. Fabio De Masi, diputado federal alemán de La Izquierda, prefiere esa metáfora para describir la situación del euro: mientras el BCE compra deuda pública de los estados europeos, la UE desaprovecha la opción de los eurobonos, argumenta el político alemán de padre italiano. 

“El gobierno federal alemán teme romper un tabú”, explica De Masi. “Además, puede utilizar el MEDE para hacer recortes más duros. Un ejemplo: durante la crisis de Grecia, sus aeropuertos regionales fueron privatizados. La alemana Fraport fue la beneficiada. El gobierno alemán intenta usar la crisis para imponer los intereses de empresas alemanas”. 

El experto en asuntos económicos del partido más a la izquierda del arco parlamentario alemán expone de manera pragmática su defensa de los coronabonos: “Cerrarán empresas, se destruirán empleos y al final tendrán que aprobarse caros rescates. Por eso los coronabonos son más baratos. Y ello va también en el interés de Alemania. Si a la crisis del coronavirus le sigue una crisis del euro, y si no conseguimos controlar la situación en Italia o España, tampoco la conseguiremos controlar en Alemania”. 

Las voces alemanas a favor de los coronabonos creen que de la respuesta a la peor crisis que sufre Europa desde la Segunda Guerra Mundial depende el futuro del proyecto europeo: “Si los estados europeos no se apoyan suficientemente en esta crisis histórica”, dice De Masi, “si son Cuba, China o Rusia los que envían médicos y material a Italia, entonces la UE se hará innecesaria”. 

Reportaje publicado en El Periódico de Catalunya.