miércoles, 5 de junio de 2013

La lección del fútbol alemán

El día después de la victoria del Bayern Múnich en el Camp Nou por 0 a 3, los jugadores del equipo bávaro arrastraban una dulce resaca por el aeropuerto de El Prat. La noche anterior habían celebrado hasta altas horas de la madrugada el pase a la final de la Liga de Campeones con el equipo técnico, la directiva y algunos aficionados alemanes en un hotel de la Ciudad Condal.

Mientras tiraban de sus maletas con una sonrisa en los labios, algún que otro jugador del Bayern reconocía que los jugadores del Barça habían quedado “destrozados” psicológicamente tras el aplastante 7 a 0 que el equipo de Jupp Heynckes les encajó en el global de la eliminatoria. “Pero ya iba siendo hora de que ganasen otros”, se comentaba en la delegación bávara a la espera del avión que había de llevarles de vuelta a Múnich, donde fueron recibidos como héroes. 

El ánimo que se respiraba en las filas del Bayern era el ejemplo perfecto de lo que algunos han calificado de cambio de ciclo en el fútbol europeo de clubes, y también de lo que tal vez podría suponer el inicio de cambio de ciclo en en el fútbol de selecciones. 

Heynckes, maestro de ceremonias 

Con 68 años y una larga carrera como entrenador en las ligas alemana, española y portuguesa, Jupp Heynckes personifica la satisfacción que actualmente vive el fútbol germano. Tras pasar largo tiempo a la sombra de ligas como la italiana, la inglesa o la española, la Bundesliga monopolizará la atención en la final de la máxima competición europea gracias a sus dos principales equipos y eternos rivales: el Bayern Múnich y el Borussia Dortmund. Heynckes, que probablemente anunciará su retirada tras la final de Wembley, ejerce de maestro de ceremonias en estos días dulces de la Bundesliga.

“Es algo grandioso que dos equipos alemanes hayan llegado a la final. La ultima vez que el Bayern fue campeón de Europa fue en 2001, y ése fue el último campeón alemán de la Liga de Campeones. Es una final de ensueño para nuestro fútbol”, declaró Heynckes ante un grupo de periodistas alemanes en Barcelona después de reconocer le había costado dormirse que la noche anterior. 

A Heynckes no le gusta falsa modestia: el veterano entrenador ha asegurado en varias ocasiones que su equipo es la mejor versión del Bayern de las últimas décadas: “Hasta ahora, ningún equipo alemán había jugado y ganado la Bundesliga de una manera tan atractiva y creativa como la hecho mi equipo esta temporada. Y ello se refleja en todos los récords que hemos roto”. 

No en vano, se puede decir que el Bayern ha culminado una temporada liguera histórica: nunca nadie antes se había proclamado tan rápido campeón alemán (con 20 puntos de ventaja respecto al segundo a 6 jornadas del final), ni con una mejor diferencia de goles (94 a favor y 15 en contra) ni con más puntos (88) que el Bayern esta temporada. Ni siquiera el Borussia Dortmund de Klopp, al que Madrid de Mourinho no pudo tumbar en Europa, ha podido hacer sombra al equipo construido por Heynckes.

¿Dominio del fútbol alemán? 

Algunos vaticinan que el poderío bávaro es sólo el preámbulo del dominio del fútbol alemán a nivel internacional. En una reciente entrevista con el canal de internacional alemán Deutsche Welle, Ottmar Hitzfeld, entrenador que consiguió las dos últimas copas de Europa con equipos alemanes (con el Bayern y el Dortmund, precisamente), no se mordió la lengua: “La Bundesliga y el fútbol alemán han crecido. Nuestra liga es modelo en cuanto al manejo de la salud de las finanzas, Bayern Múnich es el club de fútbol más rico del mundo, un club que lo ha logrado todo a pulso, fruto de su propio esfuerzo sin tener que acudir a jeques u otro tipo de inversionistas. Dortmund también tiene sus finanzas en orden, el club se ha recuperado y en mercadeo ambos clubes trabajan de una forma envidiable”. 

El fútbol alemán no sólo dio una lección deportiva al español en las últimas semifinales de la Liga de Campeones, sino también con su modelo de liga: la competitividad en la lucha por el campeonato alemán ha destacado en los últimos años. Sólo un dato: cuatro equipos (Borussia Dortmund, Bayern Múnich, Wolfsburgo y Stuttgart) se proclamaron campeones en las últimas seis temporadas, mientras que la liga española fue cosa de dos: Madrid y Barça. 

Esa mayor competitividad está directamente relacionada con el reparto del dinero generado por los derechos televisivos: a diferencia del fútbol español, en el alemán son todos los clubes de primera y segunda quienes negocian de manera colectiva, por lo que los ingresos se reparten de una manera más equitativa. Ello, sumado a las magníficas infraestructuras levantadas para el Mundial celebrado en Alemania de 2006, con estadios modernos y llenos, y a una hornada de jóvenes y talentosos futbolistas como Marco Reus, Mario Götze o Thomas Müller, parece vaticinar un brillante futuro al fútbol alemán. 

Guardiola, la guinda 

El fútbol español es en parte responsable de la buena salud deportiva que disfruta el fútbol alemán. Lo reconoce el propio Heynckes: “Siempre dije que mi equipo ha heredado de Barcelona parte de lo que es hoy tanto en el campo como fuera de él. El Barca es ejemplar”. Si bien es cierto que el fútbol de combinación puesto de moda por el Barça y la selección española ha dejado huella en el fútbol germano, éste ha desarrollado un estilo propio, que combina el toque con un fútbol más directo y vertical, como apunta Hitzfeld. 

La pregunta que ahora muchos se hacen es cómo gestionará Pep Guardiola la combinación de ese modelo de triangulación, de cuyo origen él forma parte, con el fútbol más directo que tanto gusta al aficionado alemán. Si el próximo entrenador del Bayern Múnich da con la tecla, Guardiola podría escribir historia con su futuro club y poner así la guinda a un modelo futbolístico que funciona.

martes, 4 de junio de 2013

Intrahistoria de una entrevista

Cosas de la vida: los caminos de Berlín son inescrutables y me llevaron a entrevistar recientemente al actual ministro de Finanzas alemán, el conservador Wolfgang Schäuble, de la CDU (la Unión Cristianodemócrata liderada por la canciller Angela Merkel). Algunos lo consideran, probablemente con razón, uno de los políticos más poderosos del mundo. Sin embargo, no creo que sea una de las personas con más poder del mundo: a ésas no las vemos porque se cuidan mucho de ser personajes públicos. El poder verdadero tiende a ser invisible, inodoro e incoloro, además de poderoso.

La entrevista fue publicada en el diario español ABC, para el que colaboro de tanto en tanto. La noticia de que nos habían concecido la entrevista me sorprendió enormemente: los dos colaboradores del diario en Alemania somos jóvenes así como relativamente poco conocidos en el mundo periodístico. Después de reflexionar sobre la política de comunicación y las relaciones públicas desplegadas por el actual gobierno alemán durante los últimas semanas, todo comenzó a cuadrar algo más: el Gobierno de Berlín viene intentando mostrar una cara más amigable y dialogante ante las crecientes voces que ponen en entredicho la política económica de austeridad y recortes impulsada por los poderes fácticos germanos. Entiendo que la entrevista, concedida a un diario cercano editorialmente a las posiciones del actual Gobierno de España (también conservador), se enmarca en esa política de comunicación de la Cancillería.

Tal vez por eso, supongo, Schäuble esperaba preguntas algo más entreguistas o entregadas con la causa de la austeridad y las políticas económicas conservadoras. No fue el caso: en realidad, le hicimos a Schäuble todas esas preguntas que siempre había querido formularle a un miembro de la elite política-económica del país más rico y poblado de Europa. Es decir: ¿no habría que repartir responsabilidades entre deudores y acreedores en una crisis de deuda como la que acosa a la Eurozona y a Europa? ¿Qué hay de las responsabilidades de los bancos? ¿Está sacando Alemania provecho de la crisis económica y social de la llamada periferia europea para hacer frente a su crisis demográfica? ¿Dónde quedaron valores como la solidaridad, la responsabilidad compartida y la convivencia,  presuntamente íntrinsecos al proyecto de la Unión Europea?

Del texto que definitivamente fue publicado, las preguntas fueron lo único que se mantuvo absolutamente intacto del texto original nacido de la interesante conversación de casi una hora con Schäuble. Tanto la oficina de prensa del Ministerio de Finanzas alemán como los responsables editoriales del diario intervinieron de una manera (edición posterior de las respuestas de Schäuble) o de otra (en el embalaje, la presentación y edición visual de la entrevista a través de los titulares, destacados y fotografías). Una prueba más de que en esto del periodismo, la objetividad es un cuento chino. Y también de los enormes controles y trabas que sufre la libertad de expresión en los canales y medios de comunicación tradicionales que, tal vez precisamente por ello, sufren una crisis de la que díficilmente se recuperarán con recetas ya caducas, del siglo pasado.

Sin duda, de haber sido yo el editor de la entrevista, la habría titulado con la siguiente frase: "Hasta ahora nadie en Europa nos ha demostrado que haya una política más exitosa que la alemana". ¿Acaso hay otra oración en la entrevista con Schäuble que resuma mejor el espíritu actual de los poderes fácticos alemanes a los que el ministro de Finanzas alemán tan bien representa?