La doble moral puede silenciar la realidad, pero no hace desaparecer el constante abuso de los derechos humanos del régimen autoritario neoliberal chino. La débil sociedad civil del gigante asiático está plagada de historias individuales de personas que han sufrido el látigo del Estado por levantar la voz contra la arbitrariedad y la falta de justicia y libertad. Una de ellas es la de Teng Biao, abogado y profesor de universidad abiertamente crítico con el régimen. Biao no calló pese a las amenazas del Estado. El abogado, que ha colaborado con campañas internacionales de Amnistía Internacional, fue secuestrado el pasado 6 de marzo frente a las puertas de su casa por miembros de la Oficina de Seguridad Pública. Durante varios días fue sometido a amenazas y torturas psicológicas. Finalmente fue puesto en libertad. Desde entonces su vida está inmersa en un constante estado de excepción.
“Los Juegos Olímpicos tampoco arreglarán nada”. Según Biao, activistas como él serán duramente vigilados, castigados e incluso encarcelados durante su celebración. Con todo, las Olimpiadas podrían ser una gran oportunidad para llamar la atención sobre la falta de libertad: “Todo depende del empeño que pongamos en ello”. A principios del pasado abril, Teng Biao y otros 18 prominentes abogados pro derechos humanos firmaron una carta pública en la que pedían al Gobierno un trato justo y legal de los detenidos en el levantamiento del Tibet del pasado marzo. Además, ofrecían apoyo jurídico a los tibetanos apresados. El Ministerio de Justicia no tardó en responder a los firmantes con amenazas de sanciones. El pasado 31 de mayo vencía la licencia de abogado de Biao. El Gobierno se negó a renovarla por haber representado “ciertos casos sensibles”. El hostigamiento contra él y otros activistas ha continuado. A principios de julio, la policía mantuvo a Biao en arresto domiciliario durante un par de días para evitar que se encontrase con representantes del Congreso estadounidense. El disidente ha decidido finalmente esperar hasta después de las Olimpiadas para seguir con su tarea de activista. Uno se pregunta inevitablemente si éstos son lo valores de “hermandad, paz y justicia” a los que se refiere el presidente ejecutivo de Wolkswagen China.
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