jueves, 18 de septiembre de 2008

Un gran chiste frente a la gran mentira

La crisis de los mercados financieros galopa sobre las bolsas de todo el mundo (fundamentalmente las de Estados Unidos y Europa) y los analistas vaticinan que las consecuencias pueden ser peores que el crack del 29. También vaticinan lo que hace tiempo se viene pregonando desde diferentes tribunas económicas: que esta crisis supondrá la puntilla para el dominio occidental (es decir, estadounidense y europeo) de la economía mundial. China, India y Brasil, las tres grandes economías emergentes, podrían coger el testigo definitivamente. Sobre todo, porque hace bastante menos que vienen aplicando el capitalismo como sistema económico....

....que, por ejemplo, Estados Unidos, donde la mentira del capital parece haberse vuelto contra el mismo capital. Hace tiempo que los bancos estadounidenses venían concediendo créditos y préstamos a consumidores poco solventes. Pero cuando el capitalismo entra en crisis, no le queda otra que azuzar al consumo como salvador del sistema. Para que la gente consuma, la gente necesita el dinero (aunque no necesite las cosas que compra) que no tiene. Ahí entran de nuevo los bancos. Pero está vez han sido demasiados los créditos concedidos. Muchos de esos consumidores poco solventes se muestran ahora incapaces de devolver el dinero (sobre todo tras el estallido de la crisis inmobiliaria). Y ese machete de doble filo conocido en el argot económico como "crecimiento económico a crédito" se ha vuelto contra el cuello de muchos bancos estadounidenses. De ahí las numerosas quiebras de entidades bancarias, la intervención de los bancos centrales y de Gobiernos, etc... Medidas anticapitalistas para salvar al capitalismo.

Hace tiempo leí un libro del sociólogo Vicente Verdú (El estilo del mundo, si no recuerdo mal): el autor afirmaba en él que la gran diferencia entre el actual capitalismo y el de los años cincuenta, es que mientras en el segundo la principal fuerza de desarrollo económico era el ahorro, en el primero es el consumo hedonisa e innecesario el que hace avanzar al sistema capitalista global. Mi reflexión: la gente habita vidas prestadas, de mentira, y para ello necesita créditos de mentira (que no pueden pagar) hechos de dinero de mentira (que no tiene un valor real en absoluto). Falso placer como falso motor de un falso desarrollo económico. Todo es mentira.

Pero lo que no es falso es que se nos acaba el tiempo. Podemos seguir viviendo en nuestra falsa bola hedonista de cristal, mientras los recursos del planeta se agotan y las diferencias entre ricos y pobres se agrandan, mientra el mundo se convierte en una gran olla a presión. Quizá debería explotar de una vez y sacarnos de golpe del letargo hedonista. Entre tanto caos, entre tantos números, estadísticas, valores bursátiles y perspectivas económicas, encontramos un clarividente rayo de sol: un tal Enric Duran ha robado 492.000 a una treintena de bancos para financiar una publicación crítica con el sistema capitalista, así como una serie de actividades crontrainformativas y proyectos de los movimientos sociales catalanes. Su razonamiento me parece razonable y legítimo: los bancos necesitan conceder créditos para seguir alimentando su negocio. Si al fin y al cabo el dinero que conceden es una ficción, qué más da robarles medio millón de euros para:

1. Desenmascarar la gran mentira.

2. Llamar la atención sobre la actual crisis global y lo que ello supone en el capitalismo global, así como para intentar hacer reflexionar sobre todo ello.

3. Financiar proyectos de corte alternativo al capitalismo (entre ellos, el Setmanari Directa: por cierto, tenéis el enlace a la derecha de este texto).

Enric Duran ha dado un paso cargado de sorna hacia la desobediencia. Y un paso que le puede salir bien caro. Con todo, su acción no deja de ser una anécdota dentro de todo lo que está ocurriendo. Pero también es interpretable como una enorme carcajada frente a la crisis y la vida misma, que parece mostrarse ante todos como lo que parece ser: una gran mentira. Enric Duran contesta con un gran chiste. No sé vosotros, pero yo me he reído mucho con él.

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