viernes, 17 de enero de 2020

El asesinato de Soleimani salpica a una base de EEUU en Alemania

La onda expansiva política y diplomática generada por el asesinato del general iraní Qasem Soleimani el pasado 3 de enero en Bagdad podría rebasar el territorio de Oriente Próximo. Alemania es una de las fichas de ese movimiento militar de Estados Unidos para la que también debería haber consecuencias. Esa es al menos la opinión del veterano activista y antimilitarista alemán Hermann Theisen. El asesinato extrajudicial de Soleimani habría sido imposible sin la participación de la base militar estadounidense situada en la ciudad alemana de Ramstein, asegura. 

“Hoy sabemos que los drones militares operados desde Estados Unidos utilizan el repetidor de la base de Ramstein para llevar a cabo sus ataques en Oriente Medio. Y lo sabemos porque, debido a la curvatura de la tierra, un pilotaje sólo con la ayuda de satélites genera un retraso en la transmisión de datos que provoca, a su vez, que los ataques pierdan efectividad y exactitud”, me explica por teléfono Theisen. “Hasta ahora se desconoce si hay otra base con un repetidor como el que tiene Ramstein que pudiera servir de alternativa para las operaciones militares de Estados Unidos en Oriente Próximo. Ello nos lleva a concluir que los ataques de dron como el ejecutado contra Soleimani se realizan a través de Ramstein”. 

Historial de denuncias 

“Denuncia contra Ramstein”. Este fue la noticia que algunos pocos medios alemanes recogieron la semana pasada. Un activista anónimo había interpuesto una denuncia contra la base militar estadounidense en el estado federado de Renania Palatinado por “colaboración o participación en el pilotaje de un dron de combate en el asesinato del iraní Soleimani y de otras personas”. La fiscalía de Zweibrücken confirmó la recepción de la denuncia, cuyo autor fue el mismo Hermann Theisen.

Ramstein acumula un largo historial de denuncias contra prácticas que presuntamente violan la legislación alemana y la soberanía nacional del país. En 2016, el eurodiputado verde Hans-Christian Ströbele ya interpuso una denuncia contra el centro de operaciones militares por su participación en los ataques de Estados Unidos en Oriente Próximo y África. 

En 2015, la publicación por la revista alemana Der Spiegel y el portal The Intercept de los llamados “Drone Papers” - que dejaron a la luz documentos militares estadounidenses - ya apuntó el papel clave que juega Ramstein en la “guerra de drones” global llevada adelante por el ejército estadounidense y la CIA ya desde la anterior administración de Barack Obama. 

La ejecución de Soleimani no hace más que volver a poner sobre la mesa del poder judicial alemán un espinoso tema con implicaciones diplomáticas y políticas que incomodan al gobierno de Berlín. En 2013, el libro “Geheimer Krieg” ("Guerra secreta"), de los periodistas de investigación Christian Fuchs y John Goetz, lo expuso de una manera menos diplomática de lo que le gustaría al poder político alemán: “El gobierno federal es el anfitrión del comando militar de Estados Unidos sin el permiso del Bundestag”. 

Precedente judicial 

“El estatus de las tropas de la OTAN estacionadas en Alemania establece que están obligadas a respetar las leyes del estado en que el residen”, argumenta Hermann Theisen. “En el caso de las disposiciones legales que tienen que ser cumplidas por las tropas extranjeras en Alemania, destacan la prohibición de una agresión militar, establecida por el artículo 26 de la Constitución alemana, así como el respeto del derecho internacional”. El asesinato extrajudicial de Soleimani, en caso de haberse ejecutado con la participación de la base, quebranta ambas obligaciones legales.

El incómodo rol de Ramstein ya generó el año pasado una sentencia considerada un antes y un después en el encaje legal de la base en el orden constitucional de Alemania: el Tribunal Superior Administrativo de Münster ordenó al gobierno de Angela Merkel a comprobar la legalidad de las operaciones militares que Estados Unidos lanza desde la base. La sentencia llegó tras la denuncia de tres ciudadanos yemeníes que perdieron familiares en un ataque con drones estadounidenses en 2012.

  

“Esa sentencia apunta que las consultas del gobierno alemán al estadounidense son insuficientes, y que Berlín podría tener que exigir a Washington la aportación de pruebas de que sus tropas están respetando las leyes alemanas”, analiza Thiesen. En el aire queda si su denuncia dejará de ser un mero gesto simbólico para convertirse en otro precedente legal. 

El veterano pacifista, que lleva desde la década de los 80 militando en el antimilitarismo y que incluso ha pasado en tres ocasiones por prisión por su activismo y sus actos de insumisión, confía en la independencia judicial de su país: “Por mi propia experiencia, puedo decir que Alemania tiene un Estado de Derecho que funciona”.


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