"Hay que acercarse al objeto, incluso cuando se trate de un motivo inerte, con la mayor de las cautelas y con pies de plomo, pero con cien ojos." Son palabras de, nada más y nada menos, Henri Cartier-Bresson. Palabras que Robert Lebeck usa como reseña para explicar cómo un fotógrafo y periodista (es decir, un fotoperiodista) debe encarar la materia bruta de la que brotan sus instantáneas.
Hace cosa de un mes tuve la oportunidad de visitar la exposición Robert Lebeck: Fotografien 1955-2005 en la Martin-Gropius-Bau: más de media docena de salas en las que se acumulan las imágenes más representativas de cincuenta años de profesión. Allí descubrí un nombre más que apuntar a la lista de fotógrafos documentalistas célebres. Algunos afirman que pertenece al grupo de fotoperiodistas fundamentales del siglo XX.
Como apunta Hans-Michael Koetzle en el texto introductorio del libro de la exposición, "lo que fascinaba a Lebeck no era la fotografía, sino viajar y descubrir." Y valerse de la cámara para redescubrir a través del objetivo lo que se descubre a primer golpe de vista, suponemos. Koetlze confirma mis sospechas: Lebeck ha sido un documentalista obsesivo: "De una u otra manera, Robert Lebeck siempre ha sido un coleccionista. Primero de sellos, después de continentes, países, personas, postales, arte, fotografía histórica y, finalmente, de publicaciones impresas."
Todos los grandes fotoperiodistas o fotógrafos documentalistas fueron, creo, coleccionistas obsesivos de retazos realidad, de grandes y pequeños momentos históricos. Precisamente por eso, en parte, se convirtieron en grandes fotógrafos. Aquéllos que se autoimponen la obligación de documentar con su cámara lo que les toca vivir, respetan esa autoimposición y, además, encuentran el talento y la suerte, se convierten en fotoperiodistas célebres. Lebeck, sin lugar a dudas, es uno de ellos.
Durante su carrera, trabajó para publicaciones como Stern, Geo, Revue o Kristall. Estuvo en la España franquista, en la Italia postbélica y postfascista, en el África de los años 60 sacudida por la oleada de movimientos independentistas, en Asia, la Unión Soviética y sus satélites, en Estados Unidos o los Balcanes. Tuvo la oportunidad de retratar, entre otros, a Elvis Presley, Willy Brandt, Breznev, Francisco Franco, Michail Gorvachov, Helmut Kohl o Louis Amstrong. Robert Lebeck es, en definitiva, un fotoperiodista de raza, un profesional que ha demostrado que el buen fotoperiodismo, más que con la técnica, tiene que ver con una actitud ante el mundo y ante la propia vida.
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