Posicionamientos políticos parciales o sesgados, informaciones falsas en libros de texto, expresiones racistas o agresiones contra escolares alemanes por el simple hecho de ser alemanes, proselitismo en favor de partidos políticos o de cosmovisiones de culturas extranjeras como el Islam…
Este el cuadro que Alternativa para Alemania (AfD) presenta del estado del sistema educativo público alemán. Unas malas prácticas que, según el partido ultraderechista, ponen en peligro la neutralidad ideológica en las escuelas del país. Los líderes ultras consideran que hay maestros que critican en las aulas y ante sus alumnos las posturas políticas que ellos defienden, lo que supone un ataque frontal a esa neutralidad.
“En muchas escuelas, los maestros ya sólo divulgan o consienten un concepto rojo-verde del mundo”, dijo recientemente Georg Pazderski, vicepresidente de la facción berlinesa de AfD, haciendo referencia a los colores de los partidos de centroizquierda y ecologista de Alemania. Este es el tipo de argumentaciones que llevan a la joven formación ultraderechista a lanzar ahora plataformas digitales en (por el momento) cuatro Estados federados para denunciar esas presuntas malas prácticas.
En AfD cunde la idea de que el sistema educativo alemán está controlado por antiguos militantes del movimiento del Mayo del 68. Que el espíritu izquierdista y revolucionario que sacudió las capitales europeas hace justo seis décadas sigue teniendo el poder del aparato educativo de Alemania es una opinión que líderes y militantes del partido ultraderechista han defendido reiteradamente en público. Un control que permite enseñar en las escuelas alemanas “las diferencias entre 80 géneros” y “una educación sexual prematura”, en palabras de Beatrix von Storch, integrante de la dirección de AfD, en entrevista con este reportero.
El poder progresista
“Yo nací en 1953. Por tanto, tenía 15 años en 1968 y era relativamente joven en aquella época. Pero puedo decir que los integrantes del Mayo del 68 han tenido mucha influencia en Alemania y, seguramente, siguen teniendo mucha influencia, demasiada para el gusto de AfD”, dice a El Confidencial Karin Wilke, parlamentaria del partido ultraderechista en Sajonia y portavoz para asuntos educativos del partido en ese estado federado.
“Yo nací en 1953. Por tanto, tenía 15 años en 1968 y era relativamente joven en aquella época. Pero puedo decir que los integrantes del Mayo del 68 han tenido mucha influencia en Alemania y, seguramente, siguen teniendo mucha influencia, demasiada para el gusto de AfD”, dice a El Confidencial Karin Wilke, parlamentaria del partido ultraderechista en Sajonia y portavoz para asuntos educativos del partido en ese estado federado.
“Hay muchos padres y alumnos que ya no están dispuestos a aceptar el adoctrinamiento de algunos profesores en las escuelas alemanas”, según Wilke, quien asegura que ha recibido llamadas de ayuda prácticamente a diario de “ciudadanos preocupados” de Sajonia. Esto último no es en absoluto inverosímil en un Estado federado considerado un auténtico bastión de la fuerza ultraderechista. AfD fue, con más del 25 por ciento de los votos, el segundo partido más votado en el Estado germanooriental (sólo por detrás de los democristianos de la CDU de Angela Merkel) en las últimas elecciones federales de hace un año.
Wilke considera intolerable que AfD sea presentado por profesores “como un partido que quiere volver el nacionalsocialismo” o que “los problemas que a menudo se producen con escolares musulmanes sean barridos bajo la alfombra”. Cuando se le pide pruebas concretas de todas estas acusaciones recogidas hasta ahora a través de la plataforma https://lehrersos.de (“Ayuda para profesores”), la diputada argumenta que no las puede ofrecer a periodistas debido la ley de protección de datos alemana. “Sólo utilizaremos la información recabada para nuestro trabajo parlamentario y para ofrecérsela a las autoridades educativas. Nunca las haremos públicas”, argumenta.
Las principales asociaciones de profesores y maestros del país, así como el resto de partidos con presencia parlamentaria e incluso líderes de la iglesia evangélica alemana ya han reaccionado con críticas al “buzón de quejas” de AfD, tal y como han bautizado algunos legisladores ultraderechistas la iniciativa. La Asociación de Profesores de Enseñanza Media (VDR, en sus siglas en alemán) es una de las organizaciones que más alto han levantado su voz contra las plataformas digitales lanzadas por el tercer partido más votado en Alemania en las últimas elecciones federales.
“Se trata de un sistema de denunciación y de un intento de instigar a los alumnos contra los profesores. Además, en mi opinión, contraviene la neutralidad que debería regir en una escuela. Estamos vehementemente en contra de esta iniciativa”, dice a El Confidencial Jürgen Böhm, presidente de la VDR y antiguo director de escuela.
En Alemania no hay ninguna ley que obligue a los maestros de primaria y a los profesores de secundaria a mantener una neutralidad política ante sus alumnos, sino que existe un consenso expreso acordado en la década de los 70 que establece que no deben imponer su opinión, que deben abordar los temas de discusión de una manera equilibrada y que deben guiar a los escolares de forma que estos saquen sus propias conclusiones. “La mayoría de profesores son funcionarios, por lo que tienen que jurar la Constitución y están obligados respetarla. Y si aparecen tendencias radicales en las escuelas, deben hacer justo lo que manda su obligación constitucional; es decir, defender la democracia”, concluye Jürgen Böhm.
Maestros en AfD
Pese al rechazo de las principales asociaciones de maestros y de todos los partidos políticos con presencia parlamentaria, con excepción de AfD, los sucesivos resultados electorales del partido ultraderechista demuestran que la formación cuenta con una base social transversal. Ello permite deducir fácilmente que entre los votantes de AfD y los militantes de las llamadas Nuevas Derechas alemanas también hay maestros de primaria y profesores secundaria.
Björn Höcke es probablemente el ejemplo más relevante de la presencia de representantes del ultraderechismo de nuevo cuño en el sistema educativo alemán: el actual líder de AfD en el estado de Turíngia y figura más relevante de la fracción etnonacionalista, la más radical del partido (rayana con el neonazismo), fue profesor de Historia y Deporte en secundaria antes de comenzar su carrera política. Entre sus muchas salidas de tono, destacan la reiterada relativización de los crímenes del nacionalsocialismo y el revisionismo histórico. “Los alemanes somos el único pueblo del mundo que ha erigido un monumento de la vergüenza en el corazón de su capital”, dijo Höcke a inicios del pasado año haciendo referencia al monumento a los judíos asesinados en el holocausto situado en el centro histórico de Berlín.
La educación es una competencia descentralizada en Alemania y está en manos de los 16 Estados federados que conforman la República Federal. Teniendo en cuenta que Baviera acaba de votar, que el estado de Hesse acudió a las urnas el próximo domingo y que el país se enfrenta a un auténtico maratón electoral el próximo año, con 13 comicios regionales, es difícil no ver una estrategia comunicativa y propagandística en el lanzamiento de las plataformas por parte de AfD, más que un intento de combatir la presunta falta de neutralidad en las escuelas.
Bajo la vieja estrategia de que hablen (bien o mal) de ti ya utilizada por el partido nazi en la década de los 30 del siglo pasado, el partido ultraderechista fundado en 2013 ha ido encadenando escándalos en el espacio público y conseguido así de manera prácticamente ininterrumpida la atención de los medios de comunicación, además de entrar holgadamente en el Bundestag así como en los 16 parlamentos regionales del país.
Mientras la Conferencia de Ministros regionales de Cultura y Educación estudia iniciar posibles acciones legales contra las plataformas lanzadas por AfD, el partido sigue afianzándose en las encuestas de intención de voto: como apunta la media de las proyecciones más recientes, si hoy hubiese elecciones federales en Alemania, los ultras serían (nuevamente) el tercer partido más votado con alrededor del 16% de los votos, sólo por detrás de los democristianos de la CDU-CSU y Los Verdes. Los socialdemócratas del SPD, un partido históricamente anclado en la clase media alemana de la que los maestros y profesores forman parte, ya aparece por detrás de AfD.
Reportaje publicado por El Confidencial.
Reportaje publicado por El Confidencial.
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