martes, 19 de febrero de 2013

'No': sobre el pasado reciente y el presente de Chile

Ya acabó el torbellino cinematográfico de alfombra roja y programa inabarcable de la Berlinale, con sus alabanzas y críticas habituales, casi ya cíclicas. Tengo la sensación de que no hay puntos medios: o eres un absoluto amante o un convencido detractor del festival de cine de Berlín. Si yo me tuviera que decidir por alguno de los dos grupos, sin duda me encuadraría en el segundo. Me cansa la Berlinale. Este año conseguí lo que parece imposible en una ciudad donde el festival se hace presente hasta la saciedad: no ver ni una sola película por voluntad propia y no por falta de entradas.

Sin embargo, sí tuve la oportunidad de cubrir el estreno de 'No' en Alemania, celebrado apenas unos días antes del arranque de la Berlinale. 'No' es la última película del director chileno Pablo Larraín, quien esta vez ha contado con el famosísimo actor mexicano Gael García Bernal. 'No' es una crónica histórica en clave de ficción y basada en hechos reales sobre la campaña electoral previa al referéndum celebrado en Chile en 1988: una consulta impulsada por la propia dictadura militar de Augusto Pinochet quien pretendía así darle un barniz democrático a la transición que la coyuntura histórica e internacional le impuso al dictador chileno.

La última película de Larraín, que culmina una trilogía sobre la dictadura pinochetista ('Postmortem' y 'Tony Manero' son las dos primeras entregas), consigue recrear con atino el ambiente que se respiró en Chile aquellos días tanto desde el guión como desde la técnica. Además, Larraín da en la tecla que más duele en países iberoamericanos como Chile, Argentina o España, con dictaduras que marcan a fuego su historia reciente: el director nos recuerda como las sociedades y poderes fácticos de países como los mencionados pasan de puntillas sobre las concesiones que hubo que hacer a los dictadores, en ocasiones también genocidas (como en el caso de Francisco Franco), para acceder a las mieles de las democracias representativas y neoliberales.

Larraín lo dijo alto y claro ante la cámara con la que hice el reportaje para el canal en español de la televisión internacional alemana Deutsche Welle: "Pinochet murió libre y millonario".

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