En la política turca nada es lo que parece. Ésta es una de las máximas con las que se manejan los periodistas extranjeros en este país para intentar no errar en sus análisis. Es algo en lo que coinciden Andrés Mourenza, que trabaja para la agencia EFE y El Periódico de Catalunya, y Ricardo Ginés, quien lo hace para La Vanguardia. No en vano, “sólo los charlatanes y los imbéciles creen comprenderlo todo” y “mejor me callo” son dos citas sacadas de sus respectivos blogs periodísticos cocinados desde Estambul. Dos sentencias que parecen advertir a cualquiera que se enfrente a la tarea de explicar tanto el conficto kurdo como cualquier otro asunto espinoso de la realidad política interior y exterior de Turquía sobre la dimensión de la empresa. Y en ésas estoy yo.
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