Sobre las ocho de la tarde de un día cualquiera en la terraza de un hostal de la cadena Aohostels situado en la Lerhterstrasse 12. Cuatro españoles disfrutan entre risas de unas cervezas. De repente, una chica se les acerca para pedirles un favor: "¿Podríais preguntar si tienen habitaciones libres en este hostal? A mi me han dicho que no, y sospecho que no me quieren alojar".
Uno de los interpelados se ofrece voluntario. Entra en el establecimiento y pregunta en la recepción si hay habitaciones libres. "Por supuesto. ¿La quiere individual, doble o colectiva?". El voluntario sale casi sin creérselo: efectivamente, los trabajadores del hotel se niegan a hospedar a la chica. "¿Por qué?", se pregunta ella angustiada, asegurando que tiene dinero para pagar. "Por racismo, creo", le contesta el voluntario. Ah, perdonad, se me había olvidado explicároslo: la chica era rumana, gitana y caminaba con dificultad porque tenía dos prótesis en las piernas.
El voluntario, todavía incrédulo, decide entrar con la chica para pedir explicaciones conjuntamente en la recepción del hotel. El empleado se da cuenta de la emboscada y baja la mirada mientras se sonroja. "Lo siento, pero es nuestro derecho de admisión", es la única respuesta que reciben. De nuevo, incredulidad y ahora también indignación. La chica da las gracias al grupo y se va llorando en busca de otro alojamiento donde la admitan. Si es que lo encuentra.
Casos tan evidentes de racismo y discriminación contra el colectivo gitano se dan a diario en Berlín, sospecho. Casos que, de los que a menos que seas testigo y te atrevas a denunciar, quedarán impunes y desconocidos para esta sociedad instalada en la fantasía de vivir en el mejor de los mundos posibles. ¿Quién dijo que el racismo en un país como Alemania no es un problema? Creo que un tal Sarrazin sentenció que la culpa era de los otros.
Por suerte, hay gente que se organiza y no calla ni se deja callar. Es el caso de la asociación juvenil gitana Amaro Drom, con sede en el barrio de Neukölln, distrito que de inmigración sabe un poco más que Sarrazin, al que no se le ve mucho por allí, por cierto. El próximo sábado 7 de mayo se celebra en la Boddinstrasse y a partir de la 15:00 horas el festival callejero de cultura y música Herdelezi Roma.
"Herdelezi" es el día de San Jorge, una de las festividades más importantes para los gitanos musulmanes y ortodoxos, sobre todo del sureste de Europa. El festival, organizado por Amaro Drom, convertirá la calle en un escenario por el que desfilarán músicos, actores y poetas, y que acogerá debates sobre la situación del pueblo gitano en toda Europa. Un festival que debe servir para hacer visible lo invisible: el racismo y la discriminación que este pueblo sigue sufriendo bien entrado el siglo XXI en el mismo corazón de Europa.
"Herdelezi" es el día de San Jorge, una de las festividades más importantes para los gitanos musulmanes y ortodoxos, sobre todo del sureste de Europa. El festival, organizado por Amaro Drom, convertirá la calle en un escenario por el que desfilarán músicos, actores y poetas, y que acogerá debates sobre la situación del pueblo gitano en toda Europa. Un festival que debe servir para hacer visible lo invisible: el racismo y la discriminación que este pueblo sigue sufriendo bien entrado el siglo XXI en el mismo corazón de Europa.
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