La última semana del pasado mayo saltó la polémica en Berlín: un grupo de familias gitanas procedentes de Rumanía (unas 90 personas) llegó a la capital alemana huyendo de la precaria situación económica que sufría en su país de origen. Tras la entrada de Rumanía y Bulgaria a la UE en 2007, la comunidad gitana de esos países de Europa del Este disfruta ahora de libertad de movimientos para poder buscarse la vida en los países occidentales. Tras acampar en un parque del popular distrito de Kreuzberg, la policía intentó desalojarlos una y otra vez, hasta que las familias gitanas decidieron refugiarse en una casa okupada del barrio y posteriormente en una iglesia. El asunto pronto saltó a la prensa, después de que las autoridades berlinesas consideraran inaceptable que los ciudadanos rumanos fueran de un lugar a otro de la ciudad.
Admir Biberovic es un licenciado en Derecho que vive en Tuzla, en el norte de Bosnia-Herzegovina, donde trabaja para una ONG. Admir es optimista respecto al futuro de su comunidad en Bosnia, donde viven oficialmente alrededor de 100.000 gitanos: “El Gobierno de mi país es miembro de proyecto Decade or Roma Inclusion, que busca la inclusión de la comunidad gitana europea. Ha dedicado así 3 millones de euros para ello este mismo año”. Admir es optimista porque cree que si alguien está convencido en cambiar algo, lo puede cambiar, y él ve convencimiento de sobras en encuentros como el de Berlín.
Brisilda Taço es una estudiante de Comunicación y Relaciones Públicas de Albania, donde la comunidad gitana está compuesta por unas 120.000 personas, aunque sólo según estimaciones pues no hay “estadísticas oficiales”. Brisilda es clara: “La situación de la comunidad gitana albanesa es mala: sufre un alto porcentaje de paro, hay familias que no tienen casa y viven en tiendas o poblados. Muchos niños no acuden a la escuela. Me atrevo decir que la situación social de los gitanos en Albania es incluso peor ahora que durante la época comunista”. Al futuro la estudiante albanesa le pide poco y mucho al mismo tiempo: “Espero ver a todos los niños gitanos en las escuelas y adultos de mi comunidad en el Parlamento”.
Ionut Stan trabaja como policía en un pueblo del norte de Rumanía. Ionut, que se siente gitano porque “no puede ser otra cosa”, reconoce que su comunidad sigue estando discriminada por “el color de su piel”. Sin embargo, nota “un cierto viento de cambio”: “Si bien es cierto que en algunas regiones de Rumanía hay comunidades gitanas realmente pobres, también hay miembros de mi comunidad que están muy integrados, con estudios y trabajo”. Ionut tuvo la oportunidad de trabajar en Bruselas durante seis meses gracias a una beca, por ello aprecia mucho lo que significa la UE. Ionut es optimista respecto al futuro: “La vida de mis hijos será mejor que la mía”.
Karolina Mirga estudia Relaciones Internacional y trabaja para una ONG de Polonia, donde reside: “Mi nacionalidad oficial es polaca, pero en mi corazón soy gitana; por tanto, diría que soy una gitana polaca. Mi padre es gitano, mi madre es polaca y yo soy un mezcla de ambas identidades”. En Polonia, donde viven oficialmente entre 20.000 y 30.000 gitanos, su comunidad está “bastante bien integrada, aunque sigue habiendo problemas en campos como la educación o la vivienda”. Karolina muestra incertidumbre sobre el futuro, pero reconoce que los cambios “ya han comenzado”: “No puedo decirte qué es lo que va ocurrir durante los próximos 50 años, pero quizá algún gitano llegue a presidente de los Estados Unidos [risas]”.
Kike Jiménez, de 24 años, es un trabajador social de la asociación Kale dor Kayiko del País Vasco, en el norte de España. Kike reconoce las dificultades para definir su propia identidad: “¿Si me siento de dónde vengo? Uff, es un poco complicado de responder teniendo en cuenta la situación política que vivimos en el País Vasco. Si a eso le sumamos mi identidad gitana, me parece una pregunta un tanto complicada. Me siento tan gitano, tan vasco y tan español, a partes iguales, a la vez que europeo”. Kike afirma que los gitanos del norte de España van un poco por detrás en el tema de educación que los de otras partes de España como Cataluña, Andalucía o Madrid. Sobre el futuro, Kike dice: “Durante los últimos 50 años la sociedad gitana ha cambiado muchísimo. Creo dentro de 50 años estaremos en todas las partes, allí donde nos lo propongamos”.
Nesime Salioska es la coordinadora de la asociación Roma Organization for Multicultural Affirmation – SOS Prilep de Macedonia, donde oficialmente viven 80.000 gitanos (la cifra extraoficiale es mucho mayor): “El estatus social de la comunidad gitana está por debajo del estatus medio de la comunidad macedonia, de forma que los gitanos macedonios siguen teniendo problemas para acceder a las instituciones y para disfrutar del ejercicio de sus derechos humanos”. Nesime es realmente pesimista sobre el futuro: “Muchos países que forman parte de la UE sólo hablan de la situación de la comunidad gitana, pero no toman medidas concretas. Alemania y España son dos buenos ejemplos: están constantemente hablando de la necesidad de mejorar la situación de las comunidades gitanas en otros países, como por ejemplo Macedonia. Sin embargo, ni Alemania ni España toman medidas concretas para solucionar los problemas de las comunidades gitanas de sus propios países”.
P.D: podéis ver los vídeos de todos los perfiles en el siguiente enlace.
1 comentario:
Hola Andreu,
Te felicito por el reportaje, me ha parecido muy bueno tanto el vídeo como la transcripción-resumen que has puesto en el blog.
Con todo, creo que cuando se habla de una identidad "gitana" en Europa se cae en una vaguedad o en una imprecisión, cuando no en una especie de "invento identitario" parecido al RH sanguíneo que preconizan los nacionalistas vascos. Creo que por la dispersión geográfica en que han vivido y por la pura ignorancia de su procedencia, los gitanos de los diferentes países europeos no tienen en común más que la denominación genérica de "Roma", que, por otra parte, me temo desconocen el 90% de los gitanos españoles. La impresión que tengo es que ahora se intenta crear una identidad común pangitana, algo bastante ficticio a mi entender.
En fin, ésta es solamente mi humilde opinión. En cualquier caso, os vuelvo a dar mi enhorabuena por el vídeo.
Un abrazo,
Gonzalo
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