martes, 21 de julio de 2009

Propaganda por información



Nunca fue recomendable leer los diarios con ojos cándidos y libres de sospecha. Sin embargo, tal y como están las cosas, con masivos recortes en medios y personal, conviene ser más observador y suspicaz que nunca: hoy se edita rápido y mal, y se publica lo que antes no era publicable.

"El narcotráfico penetra en Venezuela": con este titular elevaba el diario español El País un informe del Congreso estadounidense, de aparentes raíces republicanas, a verdad objetiva e irrefutable. Con todos mis respetos hacia el diario, que me sigue pareciendo referencial en lo que a información internacional se refiere, la pieza me parece pura propaganda. Propaganda que la edición de internacional fagocita y escupe en forma de información presuntamente objetiva. Ya sabemos de la capacidad manipuladora del titular. Si El País pretende mantener su carácter referencial, debería cuidar un poco más sus filtros editoriales y no dejarse llevar por las bajas pasiones propagandistas y manipuladores de según qué fuentes.

Quizá no tan casualmente, un día después de la filtración del informe del Congreso estadounidense convertido en verdad oficial, Colombia y Estados Unidos cerraban un acuerdo por el que el país latinoamericano permitirá operar en su territorio a tropas del Ejército del vecino del norte para "combatir el narcotráfico". Y dos días después, en un presunto vídeo de las FARC, su dirigente el Mono Jojoy aseguraba que la guerrilla colombiana había financiado la campaña de Rafael Correa, actual presidente de Ecuador alineado con el eje chavista del ALBA. El diario Público pone en duda la autenticidad del vídeo y hace un interesante análisis sobre lo que viene ocurriendo en Latinoamérica en los últimos tiempos.

Vuelven los golpes de Estado y los movimientos sospechosos en el continente de las venas abiertas. Si el Imperio y Occidente pretenden combatir el populismo con guerra sucia y propaganda interesada, seguramente volverán los tiempos oscuros. Imprescindible la tribuna del escritor peruano Santiago Roncagliolo para entender todo esto: un defensa de la democracia liberal consciente de las limitaciones del liberalismo económico y político en un continente expoliado por el librecambismo.

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