jueves, 18 de septiembre de 2014

¿Sufre Alemania una ola de nuevo antisemitismo?

“Judío, judío, cerdo cobarde, sal y pelea solo” o “Hamás, Hamás, judíos a la cámara de gas” fueron algunas de las agresiones verbales antisemitas que pudieron escucharse en manifestaciones celebradas en Alemania durante las últimas semanas. Marchas convocadas por los más diversos colectivos contra las devastadores consecuencias de la última operación militar de Israel sobre la Franja de Gaza, y que en ciertos casos fueron bastante más allá de la legítima crítica al Gobierno israelí. 

Recientemente, el presidente del Consejo Central de los Judíos en Alemania, Dieter Graumann, llegó decir al diario británico The Guardian que el actual es “el peor momento desde la era nazi”. Unas declaraciones que provocaron que medios y personalidades relevantes de la política y la sociedad germanas denunciaran una ola de nuevo antisemitismo. Pero, ¿realmente se trata de nuevo un antisemitismo o simplemente del reavivamiento del antisemitismo de siempre que sigue latente tanto en Alemania como en otros países europeos? 

El último informe sobre las tendencias antisemitas en Alemania publicado en 2012 por encargo del Bundestag (cámara baja del Parlamento alemán) arrojó uno resultados contundentes: alrededor de un 20% de la población alemana mantiene prejuicios antisemitas. La expresión práctica de esa discriminación está muy a menudo ligada a la idea de que la comunidad judía mundial conforma un grupo homogéneo que busca imponer sus intereses a través de una enorme influencia política y financiera. A esto último también se le conoce popularmente como teoría de la conspiración judía internacional. 

En contra de la sensación transmitida por medios y líderes de opinión, los índices de antisemitismo se han mantenido estables durante los últimos años y hasta la fecha. “Los sondeos no muestran un aumento, pero seguramente la guerra en Gaza sí que ha provocado que el resentimiento ya existente en la sociedad alemana se haya trasladado a las calles”, opina Stefanie Schüler-Springorum, directora del Centro para la Investigación de Antisemitismo de la Universidad Técnica de Berlín. “Desde 1945, el remanente antisemita se ha extendido en dos sentidos: la fijación en Israel y la equiparación de ese Estado con toda la comunidad judía, y el llamado antisemitismo defensivo, a través del cual se relativiza el Holocausto de diversas maneras”, apunta la profesora, para quien no hay un nuevo antisemitismo, sino nuevas formas de expresión de los viejos prejuicios. 

El diagnóstico de Schüler-Springorum se parece al de Anetta Kahane, presidenta de la Fundación Amadeu Antonio, organización no gubernamental que promueve la lucha contra el racismo en Alemania: “Cuando el conflicto en Oriente Medio sufre una escalada, aquí también crece la atención sobre lo que allí ocurre y se reactiva el resentimiento antisemita ya existente. Los ataques físicos y verbales crecen en esas fases para luego volver a descender. Pero ello no quiere decir que el antisemitismo latente desaparezca”.

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