martes, 12 de noviembre de 2013

Muros de la vergüenza

Aus Selección de reportajes

La historia puede ser caprichosa: lo que queda del muro de Berlín, ese monstruo de cemento gris que dividió la actual capital alemana y que separó a sus habitantes durante casi 30 años, que aisló la parte occidental berlinesa enclavada en medio de aquel Estado oriental que se consideraba antifascista y que no era más que una dictadura socialista de tics estalinistas, es hoy un centro de peregrinación para turistas llegados de todo el mundo a la búsqueda de los restos de un símbolo de la cultura popular del siglo pasado.

La imagen no deja lugar a dudas: detrás de la East Side Gallery, el trozo de muro más largo conservado hoy en Berlín, la especulación hace estragos en lo que fuera la 'franja de a muerte': una estrecha franja de tierra, antaño repleta de torres de control, soldados, cable de espino y armas automáticas, y en la que la represión de la República Democrática Alemana se hacía más patente, es ahora disputada por multinacionales con ganas de sacar provecho de los ríos de turistas que diariamente, llueva o haga sol, caminan por los restos del muro de la vergüenza. El capitalismo aprovecha todo de todo, incluso los escombros del socialismo real.

Pero si la historia puede ser caprichosa, el presente nos recuerda que estamos bien lejos de vivir en el mejor de los mundos posibles, tal y como nos vendieron aquéllos que la asesinaron (a la historia) en nombre de la libertad, el progreso y el mercado. Quedan muchos muros en pie: México, Palestina, Irlanda del Norte, Ceuta, Melilla. Un largo etcétera nos recuerda que la vergüenza no acabó con el hundimiento del socialismo autoritario y real: muros que separan el precario bienestar de la miseria, gentes de su tierra, personas de sus sueños.

Mientras tanto, los restos del muro de Berlín ponen su grano de arena para gentrificar una ciudad que no volverá ser la que fue. Ironías del destino.

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P.D: artículo publicado en catalán en la sección 'Més que mil' de los Quaderns d'Illacrua, encartados en el recomendable y combativo Setmanari Directa. La fotografía en la que se inspira el texto es del compañero del colectivo Contrast Carlos Castro.

martes, 15 de octubre de 2013

El drama del desempleo juvenil europeo

La semana pasada tuve la oportunidad de ir a Erfurt para cubrir la historia de más de 100 jóvenes españoles varados en Alemania tras haber sufrido el engaño de dos empresas intermediarias. Evidentemente, la responsabilidad legal corresponde a ambas empresas, cuyos titulares son por cierto ciudadanos alemanes. Sin embargo, tras haber investigado tres días el caso, creo que hay una evidente responsabilidad política y también cierta negligencia administrativa por parte tanto de las instituciones alemanas como de las españolas. Sobre todo, de éstas últimas, que accedieron a colaborar informalmente con los intermediarios sin haberse asegurado de si su proyecto cumplía con los estándares de calidad adecuados. 

Todo ello deja en evidencia la dimensión del drama del desempleo juvenil en Europa y más concretamente en España: tantos instituciones como ciudadanos se agarran a un clavo ardiendo para intentar solucionar el paro que sufre uno de cada dos jóvenes españoles. El caso también deja patente que, como me dijo no hace mucho un político alemán, "el problema del desempleo en España no se puede solucionar en Alemania".

Lo explico todo con más o menos fortuna en el siguiente reportaje publicado el pasado domingo en la seción de sociedad del diario ABC:

Atrapados en Alemania
Diego López, uno de los jóvenes varados en Erfurt. Foto: Andreu Jerez

Pese al cansancio que desprenden sus caras, Diego López y Antonio Pérez (éste último, un nombre ficticio) no pierden el buen humor. “A este paso me voy a hacer famoso”, asegura entre risas algo amargas Diego, un auxiliar de enfermería toledano de 21 años quien ha atendido a numerosos medios españoles e internacionales en los últimos días. Su colega Antonio, electricista que supera la treintena, prefiere mantener su identidad en secreto para “no preocupar a la familia”. 

Estos dos castellanomanchegos llevan desde el pasado 28 de septiembre en Erfurt, capital del Estado de Turingia. Forman parte de un grupo de 128 españoles procedentes de Castilla-La Mancha, Madrid y Canarias que siguen varados en la región germanoriental. Aproximadamente la mitad de ellos todavía no tiene un contrato, aunque sí muchas promesas tanto de las instituciones alemanas como de las españolas, porque de las dos empresas (Sphinx Consulting y K.S.P. AV) que los trajeron a Alemania han dejado de tener noticias. 

Para Diego todo comenzó el pasado agosto cuando fue a registrarse como desempleado en una oficina del INEM de Toledo. Al llegar, el joven vio un cártel que anunciaba MobiPro EU, un programa del Ministerio de Trabajo de Alemania para reclutar a jóvenes que desean realizar una formación profesional en el país centroeuropeo: Berlín quiere cubrir así la necesidad de mano de obra cualificada que padece su economía y ayudar a los países más golpeados por el desempleo juvenil.

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lunes, 16 de septiembre de 2013

Entrevista a Alemania

¿En qué momento se encuentra la llamada locomotora económica europea?

Sociedad alemana: En un momento de profunda crisis económica, política y de identidad en buena parte de los países que forman la Unión Europea, muchos miran a mi capital, Berlín, en busca de respuestas y también de soluciones. Durante los últimos años, he marcado el devenir político y económico del Viejo Continente gracias a un remozado liderazgo que se vio erosionado durante la crisis económica en la que me vi inmersa a principios del presente siglo. En aquel momento, un desempleo estructural considerable y un Estado del Bienestar que ciertamente necesitaba una revisión llevó a mi entonces canciller, el socialdemócrata Gerhard Schröder, a introducir un paquete de reformas ya mítico, conocido como Agenda 2010, con el apoyo de Los Verdes: aquellas reformas supusieron un recorte del gasto público y del Estado del Bienestar, así como la flexibilización del mercado laboral.

¿Los resultados?: con los datos macroeconómicos en la mano, mi economía ha soportado mejor que la de otros países europeos la Gran Recesión que comenzó hace más de cinco años. Actualmente, los datos oficiales de desempleo rondan el 7% de la población activa, he mantenido un ligero crecimiento en un contexto de crisis europea y global, y el sector exportador, clave en mi economía (supone alrededor del 50% de mi PIB), se mantiene robusto gracias a la diversificación de los mercados en los que busco salida a mis apreciados productos made in Germany.  

Esas reformas introducidas hace una década, ¿sólo han tenido efectos positivos?
 
SA: No, ni mucho menos. Unos datos macroeconómicos buenos no siempre se traducen en la mejora de las condiciones de vida de los ciudadanos de un país. O al menos no de todos. Si echamos un vistazo, por ejemplo, a mi mercado laboral, veremos que éste tiene dos caras bien diferentes: mantengo e incluso creo empleo, pero al mismo tiempo, mi sector de sueldos bajos y de condiciones laborales precarias se extiende y engulle a cada vez a más personas: como apunta el libro (recientemente publicado) “La quinta Alemania. Un modelo hacia el fracaso europeo”, alrededor de 8 millones de asalariados en mi mercado laboral trabajan en mini jobs o en condiciones laborales precarias. Además, el hecho de que la Agencia Federal de Empleo no incluya a mis parados de larga duración (los conocidos popular y despectivamente como Hartz IV) hace que el desempleo oficial sea más bajo que el real.

No son pocos los economistas los que me califican como la actual punta de lanza del neoliberalismo en Europa. Como apunta un informe del Instituto de Ciencia Económica y Social financiado por la Comisión Europea, el modelo neoliberal, que comenzó a ganar terreno entre mi clase política ya en la década de los 80, ha provocado que el sector del trabajo a tiempo parcial haya escalado del 14 al 29% entre los años 1991 y 2010. Esa neoliberalización de mi modelo económico ha provocado, por tanto, una dualización de mi mercado laboral: hay millones de asalariados, de sectores donde el sindicalismo mantiene una cierta capacidad de negociación colectiva, que pueden vivir de sus sueldos, cotizan y construyen así una jubilación digna con sus aportaciones a la caja de la seguridad social; sin embargo, también hay millones de trabajadores que no pueden vivir dignamente de sus sueldos, que tienen contratos precarios con salarios tan bajos que ni siquiera cotizan y cuyo futuro en la vejez, por tanto, es incierto. De hecho, la pobreza en la tercera edad ya es una realidad en Alemania: en las calles de Berlín no es inusual ver a ancianos en busca de botellas de vidrio y plástico, con cuya devolución ingresan unos euros que les ayudan a completar su insuficiente jubilación. En resumen, soy capaz de contener la tasa de desempleo, pero incapaz de asegurar una distribución equilibrada de la riqueza: según la OCDE, soy uno de los países industrializados donde más ha crecido la brecha entre ricos y pobres.

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viernes, 30 de agosto de 2013

¿Por qué Alemania es la locomotora económica europea?

Hace años que Alemania recibe el calificativo de «locomotora económica europea». Con la crisis de deuda y la recesión que está sufriendo el Viejo Continente (y sobre todo su llamada periferia), ese rol se ha visto reforzado. No en vano, son muchos los que miran hacia Berlín en busca de respuestas (y también de soluciones). Con las elecciones federales alemanes a la vuelta de la esquina (se celebran el próximo 22 de septiembre), algunas voces en España incluso aseguran que los comicios germanos son tan o incluso más importantes que las elecciones generales españolas. 

Pero, ¿por qué es tan decisiva la economía alemana para el resto de países europeos? En primer lugar, Alemania es el país más poblado de la Unión Europea: con 80 millones de habitantes, el peso de su mercado interior así como su potencia exportadora convierten al país en la economía más fuerte del continente. Además, la economía germana descansa fuertemente en sus exportaciones: casi la mitad de la PIB alemán suele depender de su comercio exterior y, por tanto, de los países (en buena parte europeos) que compran sus productos. La industria alemana está fuertemente especializada, y su tecnología y maquinarias son apreciadas en países europeos y del resto de mundo. Sólo un dato que demuestra esto último: las exportaciones de Alemania aumentaron drásticamente con la introducción del euro como moneda común europea, lo que permitió abaratar los costes del comercio entre los países de la Eurozona. 

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lunes, 26 de agosto de 2013

¿Volverán al poder Los Verdes alemanes?

Katrin Göring-Eckardt y Jürgen Tritin tienen la misión de devolver a Los Verdes alemanes al poder tras dos legislaturas en la oposición. El hecho de que los militantes del partido ecologista eligieran una dupla en lugar de un solo candidato a canciller dice bastante sobre el partido: nacidos en 1980 de las cenizas del movimiento protesta juvenil de los sesenta y setenta, Los Verdes saben que no aspiran a colocar a uno de sus miembros en la cancillería. Con un porcentaje de intención de voto que ronda del 13 por ciento, su opción más factible para volver al Gobierno federal (aunque no la única) es coaligarse con los socialdemócratas. Ésa es la apuesta oficial de la dupla verde.

La lucha de poder entre las dos grandes tendencias existentes dentro del partido es otra de las realidades reveladas por ese liderazgo electoral compartido: Los Verdes viven desde años hace una batalla interna entre su ala más pragmática y centrista (los llamados «Realos» en la jerga política germana), y su ala más ortodoxa e izquierdista. Algunas voces dentro de la formación ecologista apuntan incluso a esa lucha intestina como la causa principal de que Los Verdes alemanes no acaben de despegar electoralmente a nivel federal para poder disputarle el poder a los cristianodemócratas de la CDU y los socialdemócratas del SPD.

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miércoles, 31 de julio de 2013

'La quinta Alemania': ¿un modelo hacia el fracaso?

"En la historia de la Europa contemporánea ha habido cinco Alemanias. La primera es la fragmentada y preindustrial Alemania anterior al siglo XIX, un mosaico multinacional que sobrevivió hasta Napoleón reivindicando una legitimidad imperial romana sin llegar nunca a ser verdadero Estado. La segunda aparece con la unificación bismarckiana posterior a la guerra franco-prusiana y se extiende bajo batuta prusiana hasta más allá de la Primera Guerra Mundial, con su crítico apéndice republicano de Weimar. La tercera Alemania fue la de Hitler y Auschwitz, un régimen de doce años particularmente trágico y nefasto que concluye con el fin de la Segunda Guerra Mundial. La cuarta es la Alemania doble de posguerra, tutelada por las potencias de la guerra fría; una mezcla de capitalismo y democracia en el Oeste, la RFA, y una mezcla de socialismo y dictadura en el Este, la RDA."


¿Y qué hay de la quinta Alemania? Ésa es la pregunta a la que intentan dar respuesta los periodistas Rafel Poch, Àngel Ferrero y Carmela Negrete en su recientemente publicado La quinta Alemania. Un modelo hacia el fracaso europeo. Un libro que aparece en un momento de profunda crisis económica, política e institucional en Europa en el que muchos miran hacia el país más rico, industrializado y poblado del continente en busca de respuestas (y soluciones) una vez asumido que las decisiones que la burocracia comunitaria de Bruselas toma han de recibir la aprobación previa de Berlín.

Rafael Poch, corresponsal de La Vanguardia en Alemania y autor del recomendable blog Diario de Berlín, da un repaso a la historia moderna alemana, y lo hace desde esa perspectiva tan profundamente crítica que permite la distancia-cercanía del corresponsal de prensa en el extranjero. Poch no es revisionista respecto a la República Democrática Alemana: califica sin tapujos a la RDA (Alemania oriental) de "dictadura socialista". Sin embargo, tampoco duda en tumbar sin miramientos los tópicos sobre la presunta bondad intrínseca a la "democracia capitalista" (un claro oxímoron, visto lo visto) de la occidental República Federal Alemana.
 
La quinta Alemania es, según Rafael Poch, la entrada de lleno del país más grande, industrializado y rico de Europa en la era de la "Gran Desigualdad"; o lo que es lo mismo, el abrazo incondicional de las elites económica y política germanas de la dogmática ortodoxia neoliberal que está haciendo a los más ricos cada vez más ricos, y a las clases medias y trabajadoras (es decir, a la mayoría social) cada vez más pobres.

¿Datos que respalden esa afirmación? Precisamente de eso no falta en el libro: el sector de salarios bajos suponía en Alemania un 15 por ciento del total en 1995; hoy, asciende al 25 por ciento (ocho millones de personas trabajan en minijobs o en condiciones laborales precarias); la masa trabajadora alemana gana menos y, por consiguiente, gasta menos (entre 1995 y 2010, la cuota de mercado de los productos de baja calidad -Ramschökonomie- aumentó del 29,2 por ciento al 43,6 por ciento); los salarios de gran parte de la masa trabajadora alemana llevan además dos décadas técnicamente congelados, en lo que no pocos economistas críticos con el modelo han calificado de dumping salarial, mientras que los defensores del neoliberalismo hablan de competitividad.


Haciendo un ingenioso giro lingüístico referente a la Revolución Francesa, Rafel Poch, quien abre el libro, habla de los tres valores de esa "Gran Desigualdad" inaugurada en Alemania tras la reunificación del país: "autoridad, desigualdad, austeridad". Y traza un paralelismo entre el desguace de la industria germanooriental llevado a cabo por el gran empresariado germanooccidental (en connivencia con el poder político) y la actual dinámica aplicada sobre la llamada periferia europea (Grecia, Portugal, España, etcétera):

"Recapitulando los acontecimientos de dos décadas, desde la reunificación alemana hasta la actual eurocrisis, se puede establecer la siguiente serie: el canciller Helmut Kohl estrenó en Alemania del Este el campo de pruebas para liberalizar el mercado de trabajo, pasó el arado sobre el sistema socio-laboral, eliminando garantías e introduciendo jornadas más largas y salarios más bajos. (...) La involución de Schröder fue, a su vez, un experimento alemán, que la canciller Merkel exporta ahora, diez años después, al conjunto de Europa con el pacto fiscal y el tope de deuda. Alemania que llegó con retraso se ha convertido en el líder y principal promotor europeo de la Gran Desigualdad. Y para comprenderlo hay que examinar la política europea."

Àngel Ferrero abre su parte del libro, la central, con un análisis sobre el peso de la industria armamentística en ese modelo económico: no en vano, Alemania es la tercera potencia exportadora de armas del planeta, sector económico acompañado de una política exterior y militar cada vez menos acomplejada y más agresiva, como demuestra, por ejemplo, la presencia de tropas alemanas en Afganistán. Pero Alemania no está sola en ese complejo armamentístico-neoliberal para el que la crisis no pasa factura:

"El Premio Nobel de la Paz concedido a la Unión Europea en 2012 es ciertamente una broma de muy mal gusto. Según datos del Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo (...), siete de los veinte países que lideran la clasificación de exportación mundial de armas en el periodo de 2007-2011 pertenecen a la Unión Europea; por orden descendiente: Alemania, Francia, Reino Unido, España, Holanda, Italia, Suecia y Bélgica."

Para quien intente justificar esa política armamentística expansiva con el rearme de potencias emergentes como Rusia o China, aquí tiene un dato demoledor: en 2010, al UE invirtió en defensa más que todos los estados BRIC juntos. Se hace difícil defender recortes de gasto público en sectores como la sanidad o la educación cuando los Estados miembros de la UE siguen aumentando o manteniendo su ya de por sí ingente gasto en armas.

Y para muestra de todo lo expuesto anteriormente, un botón: Carmela Negrete pone sobre el papel las vivencias de una periodista española residente en Alemania que pasa por los más diversos y precarios trabajos de un mercado laboral como el alemán, con una cara B desagradable y tal vez demasiado poco conocida en el resto de países europeos. Es la parte empírica de un recomendable libro que nos permite entender mejor un país e incluso una ciudad como Berlín, donde la izquierda de bandera se hizo fuerte en los setenta y ochenta, pero dejó tras de sí el vacío más absoluto y vía libre al neoliberalismo como aparente único modelo socio-económico viable en la actualidad:

"Muchos de aquellos personajes vivían en Kreuzberg, el barrio de la 'escena de cuero', unos tipos de aspecto y actitud hostil que resultaban ser de izquierdas, eran mantenidos por las subvenciones sociales de la república burguesa de Bonn, y vivían sin mezclarse en guetos con sus bares, sus comercios, sus agencias de viajes y su mundillo estrictamente separado de los otros mundos, el del inmigrante turco o el de la clase media alemana local."

miércoles, 17 de julio de 2013

El alto precio de la inacción de la Troika

El carácter sistémico de entidades como Bankia es el argumento con el que las autoridades nacionales y europeas suelen justificar el uso del dinero de los contribuyentes para tapar los agujeros dejados por la mala gestión de la banca. Los Verdes alemanes y la fracción verde en el Parlamento Europeo lo cuestionan. Si los gobiernos nacionales, el Banco Central Europeo (BCE), el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Comisión Europea no hubiesen tardado tanto en reaccionar y hubieran obligado a los grandes acreedores de las entidades en problemas a participar en su reestructuración, la Eurozona se habría ahorrado 35.000 millones de euros en ayudas a ocho bancos europeos, concluye un informe encargado por ese partido político.

El documento, titulado «La participación de los acreedores en la crisis bancaria de la Eurozona», elaborado por la consultora Finpolconsult y al que ha tenido acceso ABC junto a Financial Times y Süddeutsche Zeitung, analiza el proceso de recapitalización de tres bancos griegos (Piraeus Bank, Alpha Bank y EFG Eurobank), dos chipriotas (Laiki Bank y Bank of Cyprus) y tres españoles (Bankia, Banco de Valencia y Banco Popular). Si la conclusión del análisis se aplica al resto de bancos no analizados, el hipotético ahorro de dinero público es mucho mayor. Así, el documento califica de «desastrosa» la gestión de la crisis bancaria europea.

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miércoles, 5 de junio de 2013

La lección del fútbol alemán

El día después de la victoria del Bayern Múnich en el Camp Nou por 0 a 3, los jugadores del equipo bávaro arrastraban una dulce resaca por el aeropuerto de El Prat. La noche anterior habían celebrado hasta altas horas de la madrugada el pase a la final de la Liga de Campeones con el equipo técnico, la directiva y algunos aficionados alemanes en un hotel de la Ciudad Condal.

Mientras tiraban de sus maletas con una sonrisa en los labios, algún que otro jugador del Bayern reconocía que los jugadores del Barça habían quedado “destrozados” psicológicamente tras el aplastante 7 a 0 que el equipo de Jupp Heynckes les encajó en el global de la eliminatoria. “Pero ya iba siendo hora de que ganasen otros”, se comentaba en la delegación bávara a la espera del avión que había de llevarles de vuelta a Múnich, donde fueron recibidos como héroes. 

El ánimo que se respiraba en las filas del Bayern era el ejemplo perfecto de lo que algunos han calificado de cambio de ciclo en el fútbol europeo de clubes, y también de lo que tal vez podría suponer el inicio de cambio de ciclo en en el fútbol de selecciones. 

Heynckes, maestro de ceremonias 

Con 68 años y una larga carrera como entrenador en las ligas alemana, española y portuguesa, Jupp Heynckes personifica la satisfacción que actualmente vive el fútbol germano. Tras pasar largo tiempo a la sombra de ligas como la italiana, la inglesa o la española, la Bundesliga monopolizará la atención en la final de la máxima competición europea gracias a sus dos principales equipos y eternos rivales: el Bayern Múnich y el Borussia Dortmund. Heynckes, que probablemente anunciará su retirada tras la final de Wembley, ejerce de maestro de ceremonias en estos días dulces de la Bundesliga.

“Es algo grandioso que dos equipos alemanes hayan llegado a la final. La ultima vez que el Bayern fue campeón de Europa fue en 2001, y ése fue el último campeón alemán de la Liga de Campeones. Es una final de ensueño para nuestro fútbol”, declaró Heynckes ante un grupo de periodistas alemanes en Barcelona después de reconocer le había costado dormirse que la noche anterior. 

A Heynckes no le gusta falsa modestia: el veterano entrenador ha asegurado en varias ocasiones que su equipo es la mejor versión del Bayern de las últimas décadas: “Hasta ahora, ningún equipo alemán había jugado y ganado la Bundesliga de una manera tan atractiva y creativa como la hecho mi equipo esta temporada. Y ello se refleja en todos los récords que hemos roto”. 

No en vano, se puede decir que el Bayern ha culminado una temporada liguera histórica: nunca nadie antes se había proclamado tan rápido campeón alemán (con 20 puntos de ventaja respecto al segundo a 6 jornadas del final), ni con una mejor diferencia de goles (94 a favor y 15 en contra) ni con más puntos (88) que el Bayern esta temporada. Ni siquiera el Borussia Dortmund de Klopp, al que Madrid de Mourinho no pudo tumbar en Europa, ha podido hacer sombra al equipo construido por Heynckes.

¿Dominio del fútbol alemán? 

Algunos vaticinan que el poderío bávaro es sólo el preámbulo del dominio del fútbol alemán a nivel internacional. En una reciente entrevista con el canal de internacional alemán Deutsche Welle, Ottmar Hitzfeld, entrenador que consiguió las dos últimas copas de Europa con equipos alemanes (con el Bayern y el Dortmund, precisamente), no se mordió la lengua: “La Bundesliga y el fútbol alemán han crecido. Nuestra liga es modelo en cuanto al manejo de la salud de las finanzas, Bayern Múnich es el club de fútbol más rico del mundo, un club que lo ha logrado todo a pulso, fruto de su propio esfuerzo sin tener que acudir a jeques u otro tipo de inversionistas. Dortmund también tiene sus finanzas en orden, el club se ha recuperado y en mercadeo ambos clubes trabajan de una forma envidiable”. 

El fútbol alemán no sólo dio una lección deportiva al español en las últimas semifinales de la Liga de Campeones, sino también con su modelo de liga: la competitividad en la lucha por el campeonato alemán ha destacado en los últimos años. Sólo un dato: cuatro equipos (Borussia Dortmund, Bayern Múnich, Wolfsburgo y Stuttgart) se proclamaron campeones en las últimas seis temporadas, mientras que la liga española fue cosa de dos: Madrid y Barça. 

Esa mayor competitividad está directamente relacionada con el reparto del dinero generado por los derechos televisivos: a diferencia del fútbol español, en el alemán son todos los clubes de primera y segunda quienes negocian de manera colectiva, por lo que los ingresos se reparten de una manera más equitativa. Ello, sumado a las magníficas infraestructuras levantadas para el Mundial celebrado en Alemania de 2006, con estadios modernos y llenos, y a una hornada de jóvenes y talentosos futbolistas como Marco Reus, Mario Götze o Thomas Müller, parece vaticinar un brillante futuro al fútbol alemán. 

Guardiola, la guinda 

El fútbol español es en parte responsable de la buena salud deportiva que disfruta el fútbol alemán. Lo reconoce el propio Heynckes: “Siempre dije que mi equipo ha heredado de Barcelona parte de lo que es hoy tanto en el campo como fuera de él. El Barca es ejemplar”. Si bien es cierto que el fútbol de combinación puesto de moda por el Barça y la selección española ha dejado huella en el fútbol germano, éste ha desarrollado un estilo propio, que combina el toque con un fútbol más directo y vertical, como apunta Hitzfeld. 

La pregunta que ahora muchos se hacen es cómo gestionará Pep Guardiola la combinación de ese modelo de triangulación, de cuyo origen él forma parte, con el fútbol más directo que tanto gusta al aficionado alemán. Si el próximo entrenador del Bayern Múnich da con la tecla, Guardiola podría escribir historia con su futuro club y poner así la guinda a un modelo futbolístico que funciona.

martes, 4 de junio de 2013

Intrahistoria de una entrevista

Cosas de la vida: los caminos de Berlín son inescrutables y me llevaron a entrevistar recientemente al actual ministro de Finanzas alemán, el conservador Wolfgang Schäuble, de la CDU (la Unión Cristianodemócrata liderada por la canciller Angela Merkel). Algunos lo consideran, probablemente con razón, uno de los políticos más poderosos del mundo. Sin embargo, no creo que sea una de las personas con más poder del mundo: a ésas no las vemos porque se cuidan mucho de ser personajes públicos. El poder verdadero tiende a ser invisible, inodoro e incoloro, además de poderoso.

La entrevista fue publicada en el diario español ABC, para el que colaboro de tanto en tanto. La noticia de que nos habían concecido la entrevista me sorprendió enormemente: los dos colaboradores del diario en Alemania somos jóvenes así como relativamente poco conocidos en el mundo periodístico. Después de reflexionar sobre la política de comunicación y las relaciones públicas desplegadas por el actual gobierno alemán durante los últimas semanas, todo comenzó a cuadrar algo más: el Gobierno de Berlín viene intentando mostrar una cara más amigable y dialogante ante las crecientes voces que ponen en entredicho la política económica de austeridad y recortes impulsada por los poderes fácticos germanos. Entiendo que la entrevista, concedida a un diario cercano editorialmente a las posiciones del actual Gobierno de España (también conservador), se enmarca en esa política de comunicación de la Cancillería.

Tal vez por eso, supongo, Schäuble esperaba preguntas algo más entreguistas o entregadas con la causa de la austeridad y las políticas económicas conservadoras. No fue el caso: en realidad, le hicimos a Schäuble todas esas preguntas que siempre había querido formularle a un miembro de la elite política-económica del país más rico y poblado de Europa. Es decir: ¿no habría que repartir responsabilidades entre deudores y acreedores en una crisis de deuda como la que acosa a la Eurozona y a Europa? ¿Qué hay de las responsabilidades de los bancos? ¿Está sacando Alemania provecho de la crisis económica y social de la llamada periferia europea para hacer frente a su crisis demográfica? ¿Dónde quedaron valores como la solidaridad, la responsabilidad compartida y la convivencia,  presuntamente íntrinsecos al proyecto de la Unión Europea?

Del texto que definitivamente fue publicado, las preguntas fueron lo único que se mantuvo absolutamente intacto del texto original nacido de la interesante conversación de casi una hora con Schäuble. Tanto la oficina de prensa del Ministerio de Finanzas alemán como los responsables editoriales del diario intervinieron de una manera (edición posterior de las respuestas de Schäuble) o de otra (en el embalaje, la presentación y edición visual de la entrevista a través de los titulares, destacados y fotografías). Una prueba más de que en esto del periodismo, la objetividad es un cuento chino. Y también de los enormes controles y trabas que sufre la libertad de expresión en los canales y medios de comunicación tradicionales que, tal vez precisamente por ello, sufren una crisis de la que díficilmente se recuperarán con recetas ya caducas, del siglo pasado.

Sin duda, de haber sido yo el editor de la entrevista, la habría titulado con la siguiente frase: "Hasta ahora nadie en Europa nos ha demostrado que haya una política más exitosa que la alemana". ¿Acaso hay otra oración en la entrevista con Schäuble que resuma mejor el espíritu actual de los poderes fácticos alemanes a los que el ministro de Finanzas alemán tan bien representa? 

domingo, 19 de mayo de 2013

La otra vida de Angela Merkel

A pocos meses de las próximas elecciones federales alemanas, y cuando medios europeos e internacionales ponen en duda la política económica impulsada por la canciller alemana en la UE, sus asesores quieren mostrar una cara más amable de Angela Merkel. Su presencia el pasado domingo en la proyección de la película «Die Legende von Paul und Paula» (La leyenda de Paul y Paula), filme de culto de la década de los 70 en la República Democrática Alemana (RDA), es un ejemplo de ese giro en la política de comunicación de la Cancillería. 

Tras la proyección en la Filmoteca de Berlín, Merkel, acompañada por su marido, respondió a algunas preguntas del público, y el debate sobre su papel en la extinta Alemania socialista se coló de lleno en el coloquio. «Lo importante para mí es que nunca oculté nada», respondió la canciller a una pregunta sobre su posición de responsable cultural de las juventudes socialistas del régimen germanooriental cuya afiliación era algo común entre los jóvenes de la RDA. 

El debate sobre el pasado de Merkel en la Alemania socialista se ha reavivado esta semana con la publicación de «La primera vida de Angela M.», libro escrito por los periodistas Ralf Georg Reuth y Günther Lachmann. Los dos autores trabajan, por cierto, para la editorial Axel Springer, una de los mayores de Europa y dueña de los diarios alemanes «Die Welt» y «Bild», de línea conservadora y, en ocasiones, populista y de cierta tendencia nacionalista.

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lunes, 29 de abril de 2013

¿Es México un Estado de derecho?

La política de seguridad del ex presidente mexicano Felipe Calderón (del conservador Partido de Acción Nacional, PAN) ha llevado al país americano “a la crisis más profunda en materia de desapariciones forzadas que se haya producido en América Latina en las últimas décadas”. Ésta es la dura afirmación que vierte la organización Human Rights Watch (HRW) en su reciente informe “Los desaparecidos de México. El persistente costo de una crisis ignorada”, según el cual hay indicios que sustentan la sospecha de que miles de civiles fueron desaparecidos por soldados y policías mexicanos durante la Administración Calderón (2006-2012). 

El informe de la organización estadounidense parece confirmar lo que era un secreto a voces durante los últimos meses del sexenio anterior: que la guerra contra el narco impulsada por Calderón fue un estrepitoso fracaso no sólo porque no consiguió reducir la violencia del crimen organizado, sino también porque aumentó exponencialmente el número de violaciones de derechos humanos cometidas por las fuerzas de seguridad. 

Tras la llegada a la presidencia el pasado diciembre de Enrique Peña Nieto, del Partido Revolucionario Institucional (PRI), la cifra oficial de muertos en el marco de esa guerra fallida ya asciende a más de 70.000. Así lo confirmó recientemente el secretario de Gobernación (Ministerio de Interior), Miguel Ángel Osorio Chong. La cifra de personas desaparecidas entre 2006 y 2012 asciende además a 27.000. 

Criminalización de las víctimas 

Las acusaciones del informe de HRW, así como las cifras de muertos y desaparecidos, hacen inevitable la comparación entre México y las dictaduras militares del cono sur como la argentina o la chilena. Igualmente inevitable es la siguiente pregunta: ¿es México actualmente un verdadero Estado de derecho? 

“México es un Estado de leyes sin justicia, un país donde hay muchas leyes y en el que sí puedes tener acceso a la justicia, pero ese acceso no es igualitario”, afirma Daniel Zapico, coordinador de Amnistía Internacional México, que publicará un informe similar al de HRW en los próximos meses. La decisión de Calderón de sacar al Ejército a las calles tomada aumentó las denuncias de torturas y asesinatos sumarios cometidos por las fuerzas de seguridad. ¿Cuál fue la reacción del Gobierno de Calderón? “El discurso oficial afirmaba que todas las víctimas de la violencia estatal eran narcotraficantes o colaboradores del crimen organizado”, apunta el coordinador de Amnistía Internacional. 

Esa criminalización de las víctimas civiles de la violencia estatal no es nueva. Viene siendo denunciada desde hace tiempo por asociaciones civiles como el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad del poeta Javier Sicilia, así como por académicos como Günther Maihold, del prestigioso Colegio de México. Para Maihold, “el movimiento encabezado por Sicilia intenta dignificar a las víctimas consideradas en el discurso oficial como bajas colaterales, que las autoridades niegan al señalar que la guerra del narco solamente está implicando muertes entre los integrantes de los grupos criminales. Esta implícita criminalización de las víctimas civiles es la que ha impulsado a los familiares a movilizarse en contra de una comunicación oficial de la violencia que no respeta la integridad de las personas.”

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domingo, 21 de abril de 2013

El liderazgo de Merkel, inmune a la crisis

La última encuesta de valoración de los políticos alemanes publicada por el canal de televisión público ARD no deja lugar a dudas: la canciller Angela Merkel (de la Unión Cristianodemócrata, CDU) sigue siendo la figura política mejor valorada por los ciudadanos alemanes. Ello pese a las consecuencias negativas que la estrategia de austeridad defendida a capa y espada por su Gobierno está teniendo para el viejo continente. Ni siquiera la economía de Alemania parece escapar ya a las consecuencias de lo que algunos analistas han bautizado como «austericidio». 

Así lo apunta el informe publicado el pasado jueves por los principales institutos económicos del país: confeccionado por encargo del Ministerio de Economía alemán, el documento prevé que Alemania crezca un 0,8% a lo largo del presente año. El anterior informe de este grupo de expertos vaticinó un crecimiento del 1% el pasado otoño. A pesar de que las previsiones de esos institutos económicos se muestran más optimista respecto a 2014 (con un crecimiento cercano al 2 por ciento), las exportaciones germanas, principal indicador de la marcha de la mayor economía europea, son la prueba del algodón.

Los productos made in germany han visto como su salida a los mercados exteriores disminuía (con puntuales recuperaciones) paulatinamente durante los dos últimos años. Así las cosas, cuando acabe 2013 Alemania habrá exportado previsiblemente menos de la mitad de lo que exportó el año pasado.

El repunte de la crisis en la Eurozona, unido al relativo débil crecimiento chino y las persistentes dudas sobre la economía estadounidense, ha frenado visiblemente las exportaciones alemanas. No en vano, y como confirma el mismo informe económico encargado por el Gobierno alemán, al cierre de 2013 «las importaciones podrían haber crecido ligeramente más que las exportaciones, con lo que el crecimiento del PIB será producto de la demanda interna». Algo poco habitual en un país históricamente acostumbrado a balanzas comerciales holgadamente positivas.

Con todo, y como demuestran la valoración de los líderes políticos y los sondeos de intención de voto, el discurso de Merkel cala con éxito en el corazón de la sociedad alemana. En ese sentido, no es casualidad que la segunda figura mejor valorada sea Wolfgang Schäuble (también de la Unión Cristianodemócrata, CDU), el Ministro de Finanzas de Merkel y el «amo de llaves» de la caja pública alemana.

martes, 19 de febrero de 2013

'No': sobre el pasado reciente y el presente de Chile

Ya acabó el torbellino cinematográfico de alfombra roja y programa inabarcable de la Berlinale, con sus alabanzas y críticas habituales, casi ya cíclicas. Tengo la sensación de que no hay puntos medios: o eres un absoluto amante o un convencido detractor del festival de cine de Berlín. Si yo me tuviera que decidir por alguno de los dos grupos, sin duda me encuadraría en el segundo. Me cansa la Berlinale. Este año conseguí lo que parece imposible en una ciudad donde el festival se hace presente hasta la saciedad: no ver ni una sola película por voluntad propia y no por falta de entradas.

Sin embargo, sí tuve la oportunidad de cubrir el estreno de 'No' en Alemania, celebrado apenas unos días antes del arranque de la Berlinale. 'No' es la última película del director chileno Pablo Larraín, quien esta vez ha contado con el famosísimo actor mexicano Gael García Bernal. 'No' es una crónica histórica en clave de ficción y basada en hechos reales sobre la campaña electoral previa al referéndum celebrado en Chile en 1988: una consulta impulsada por la propia dictadura militar de Augusto Pinochet quien pretendía así darle un barniz democrático a la transición que la coyuntura histórica e internacional le impuso al dictador chileno.

La última película de Larraín, que culmina una trilogía sobre la dictadura pinochetista ('Postmortem' y 'Tony Manero' son las dos primeras entregas), consigue recrear con atino el ambiente que se respiró en Chile aquellos días tanto desde el guión como desde la técnica. Además, Larraín da en la tecla que más duele en países iberoamericanos como Chile, Argentina o España, con dictaduras que marcan a fuego su historia reciente: el director nos recuerda como las sociedades y poderes fácticos de países como los mencionados pasan de puntillas sobre las concesiones que hubo que hacer a los dictadores, en ocasiones también genocidas (como en el caso de Francisco Franco), para acceder a las mieles de las democracias representativas y neoliberales.

Larraín lo dijo alto y claro ante la cámara con la que hice el reportaje para el canal en español de la televisión internacional alemana Deutsche Welle: "Pinochet murió libre y millonario".

viernes, 8 de febrero de 2013

¿En qué momento se encuentra el neonazismo alemán?

No hace mucho tiempo, la mayoría de la sociedad alemana (medios, instituciones, partidos políticos…) coincidía en que el neonazismo no suponía una gran amenaza para el sistema democrático de la República Federal. Con una serie de formaciones políticas de representación marginal en los Parlamentos regionales y actos de violencia política y xenófoba, esporádicos pero visibles de forma social, en Alemania cundía el consenso sobre el carácter, relativamente, inofensivo de la extrema derecha. Ese consenso ridiculizaba a partidos como el NPD (Partido Nacionaldemócrata de Alemania) e incluso caricaturizaba a los líderes de las diversas formaciones del arco neonazi germano. 

Eso parece haber cambiado, al menos en parte, desde el descubrimiento a finales de 2011 de la célula terrorista neonazi NSU (Clandestinidad Nacionalsocialista): un grupúsculo violento de extrema derecha formado por dos hombres y una mujer que asesinó a 9 inmigrantes y una agente de policía entre los años 2000 y 2007, perpetró atentados con bomba y atracó bancos para financiar su vida y actividades clandestinas. 

La paulatina salida a la luz de los detalles del caso NSU ha supuesto un escándalo de dimensiones todavía por determinar: la policía y los servicios secretos alemanes no sólo fueron incapaces de encontrar una línea de investigación que permitiera descubrir a la célula terrorista, sino que además las autoridades destruyeron documentos relacionados con el caso y la policía tuvo en nómina como informantes a miembros del movimiento neonazi que podrían haber dado cobertura a la organización criminal. 

Una cosa está clara: los grandes medios de comunicación, en línea con instituciones como la Oficina Federal para la Protección de la Constitución (servicios secretos), han fracasado a la hora de calibrar la auténtica dimensión del neonazismo alemán. Durante los últimos años era habitual, por ejemplo, encontrar en los grandes medios abundantes informaciones sobre el potencial peligro de la extrema izquierda (y sobre una presunta cuarta generación de la RAF -Fracción de Ejército Rojo- en ciernes), así como sobre los inminentes atentados que el terrorismo islamista, presuntamente, estaba a punto de cometer en territorio germano. 

Sin embargo, los principales medios no fueron capaces de detectar la amenaza asesina que escondían los círculos neonazis germanos. Ello en un país en el que, según cifras de la Fundación Amadeo Antonio, el neonazismo ha matado al menos a 182 personas desde la reunificación alemana en 1990. Tal vez por ello, y haciendo un ingenioso giro lingüístico, el prestigioso semanario Der Spiegel rebautizó a la NSU como “Braune Armee Fraktion” (Fracción del Ejército Pardo) en uno de sus primeros artículos en profundidad dedicados al último caso de terrorismo neonazi destapado en Alemania.

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jueves, 17 de enero de 2013

¿Sería contraproducente ilegalizar el neonazi NPD?

A finales del año pasado, los 16 Estados federados alemanes acordaron unánimemente en el Bundesrat (Cámara Alta) solicitar al Tribunal Constitucional la prohibición del NPD (Partido Nacionaldemócrata de Alemania), el principal partido de la escena neonazi alemana. Los Estados consideran probado que el principal objetivo del NPD es acabar con el sistema democrático desde una «actitud agresiva y militante». No es el primer intento de ilegalización de la formación neonazi: el último fracaso fue en 2003, cuando el Tribunal Constitucional consideró improcedente la ilegalización del partido tras descubrir la enorme infiltración en sus filas de espías pagados por la policía y los servicios secretos.

El descubrimiento de la célula terrorista de extrema derecha NSU (Clandestinidad Nacionalsocialista) a finales de 2011, que mató a 9 inmigrantes y una agente de policía entre 2000 y 2006, parece ser el impulso definitivo al actual intento de prohibición del NDP, formación con estrechos lazos con la NSU en algunas regiones de Alemania oriental. Todo ello viene además acompañado de garrafales errores y la incapacidad mostrada por la Policía y los servicios de seguridad alemanes de detectar y detener el último caso de terrorismo de extrema derecha en un país donde el neonazismo ha matado a más de 180 personas desde 1990, según cifras de la Fundación Amadeu Antonio. 

Mientras los Estados federados son la punta de lanza en el actual proceso contra el NPD, el Gobierno de Angela Merkel muestra más bien escepticismo al respecto. Lo dijo recientemente la ministra de Justicia de la canciller, la liberal Sabine Leutheusser-Schnarrenberger: «A la extrema derecha no se la combate prohibiendo el NPD. Ninguna confrontación legal puede sustituir a la implicación política». La ministra hizo referencia a la necesidad de combatir al neonazismo con argumentos políticos y a través de programas sociales que hagan frente a la llamada «pobreza blanca» que afecta, sobre todo, a los Estados federados orientales, precisamente allí donde el NPD tiene más apoyo social.

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