miércoles, 10 de abril de 2024

“Con potencias nucleares no se juega"

Nuestros políticos llevan dos años repitiendo un doble mantra sobre la invasión rusa de Ucrania: “Rusia no puede ganar esta guerra” y “Ucrania no puede perderla”. El problema es que la mayoría de esos políticos occidentales, en especial los de Alemania, no acaban de explicar qué significa a efectos prácticos que Rusia no gane y que Ucrania no pierda. Si esto último significa que Ucrania recupere su soberanía y sus fronteras de 1991 - con la península de Crimea y los actuales territorios del este ocupados por Rusia -, parece bastante evidente que Ucrania ya ha perdido esta guerra.

Esta obviedad se da en medio de un encendido debate en Alemania sobre la entrega de misiles de crucero Taurus al ejército ucraniano. Kiev los lleva demandando desde hace un año, el mismo tiempo que el canciller alemán, el socialdemócrata Olaf Scholz, se niega a entregarlos. Scholz desconfía del Gobierno de Zelenski y teme que Ucrania pueda usar los misiles para golpear la retaguardia rusa dentro del propio territorio de la Federación Rusa. Con el actual estado del frente, Ucrania podría golpear militarmente en las puertas de Moscú con esos misiles de producción alemana.

La desconfianza de Scholz crece con las recientes declaraciones del presidente de Francia, Emmanuel Macron, en las que se negaba a descartar el envío de tropas terrestre de la OTAN a Ucrania, un extremo que el canciller alemán tardó tan sólo unas horas en desmentir con un mensaje institucional en el que dijo textualmente: “Confíen en mi: no habrá tropas alemanas en Ucrania”. Scholz teme una escalada nuclear entre la OTAN y Rusia. Ese es el contexto en el que se niega a enviar los misiles Taurus a Ucrania. Y, pese a que la realidad desmiente los deseos de nuestros políticos, en el Gobierno alemán sigue cundiendo el mantra de que “Ucrania no puede perder esta guerra”.

“Cualquier niño sabe que con potencias nucleares no se pelea”. Esto me dijo recientemente el coronel del ejército alemán en la reserva Ralph D. Thiele. Lo entrevisté para un reportaje de Deutsche Welle Español sobre el miedo de Scholz a una escalada nuclear y la negativa de Berlín a enviar sus misiles Taurus al campo de batalla ucraniano. Thiele está lejos de ser lo que en Alemania se denomina despectivamente como “Putinversteher”, es decir, un presunto agente del Kremlin en Europa Occidental que compra y difunde la narrativa de Moscú. Thiele trabajó como asesor del Ministerio de Defensa alemán y también de la comandancia de la OTAN, además de aparecer constantemente en medios generalistas de Alemania. Es decir, es una voz autorizada y reconocida en asuntos militares.

Me permito reproducir aquí parte de la entrevista. Me parece de enorme valía para entender el delicado momento que vive Ucrania y cómo hemos llegado hasta el punto de especular sobre una posible guerra directa - y nuclear - entre la OTAN y Rusia.

- Señor Thiele, ¿podrían cambiar los misiles Taurus el rumbo de la guerra en Ucrania?

En cierto modo, sí. Los Taurus podrían escalar la guerra hasta provocar el uso de armas nucleares. Así que sí podrían suponer un cambio radical en el curso de la guerra en Ucrania. Son aquellos que argumentan a favor del envío de Taurus los que los ven como un cambio relevante en favor de Ucrania, hasta el punto de Ucrania pudiese ganar la guerra a Rusia. Pero, ciertamente, no es así.

¿Han entregado otros países occidentales misiles de crucero similares a los Taurus a Ucrania ?


Otros países no han suministrado misiles de crucero o misiles guiados comparables a los Taurus. EE.UU. puede alcanzar fácilmente los 2.000 kilometros con sus misiles de crucero, cuyo alcance ha limitado a unos 150 kilómetros en Ucrania. De hecho, sólo dos países han entregado un misil parecido al Taurus: Francia e Inglaterra, el Scalp y el Storm Shadow respectivamente. Estos vuelan unos 300 kilometros, y eso ya supuso una nueva dimensión. La entrega Taurus ahora significaría que estaríamos doblando el alcance. 

¿Está justificado el miedo de Schlolz a una escalada nuclear?

Está bien fundamentado. Y el problema básico de la discusión es que muchos aspectos de la misión están sujetos a secreto o incluso a alto secreto. Por eso el canciller no siempre puede explicar detalladamente qué razones tiene.

El Taurus es tan preciso porque dispone de bases de datos, porque cuenta con personal formado durante muchos años. Así que, con todos estos son argumentos, en realidad, para utilizar los Taurus con sensatez en la guerra de Ucrania, haría falta una participación alemana. Pero el canciller no quiere iniciar una guerra contra Moscú. En otras palabras, no tenemos la certeza de que el Taurus no se utilizará contra Moscú, y Berlín sólo puede tenerla si los oficiales alemanes están presentes sobre el terreno si finalmente se despliegan los Taurus en Ucrania.

En ese temor a una escalada nuclear, Alemania no cuenta con armamento nuclear propio, a diferencia de Francia y Reino Unido. ¿Puede que esa falta de capacidad disuasión nuclear sea otra de las razones de la prudencia de Scholz?

El paraguas nuclear americano es existencial para nosotros. Los únicos potenciales nucleares que tenemos aquí son los de los británicos y los franceses, y son muy pequeños. Mientras, EE.UU., China o Rusia tienen una cartera muy amplia de armas nucleares. Sus arsenales nucleares son como las teclas de un piano que  se pueden tocar según sea necesario en una situación táctica o estratégica. Así las cosas, es el paraguas nuclear de EE.UU el que nos salva el culo a los europeos, por así decirlo.

¿Deben entenderse las advertencias de Putin sobre una posible guerra nuclear como una ambigüedad estratégica o como una emanaza real?

Durante décadas, hasta los niños sabían que con potencias nucleares no se juega. Yo viví en primera persona la Guerra Fría, de hecho fui testigo cuando cayó el Telón de Acero de cómo un inspector general checo entregaba al comandante en jefe de la OTAN un plan de ataque ruso en el que se detallaba el uso de armas nucleares como algo normal. Ese no es ahora el contexto de nuestra discusión. Nos perdemos en debates peregrinos sobre diferentes variantes militares sin tener en cuenta lo que ello significa para el otro, para el que tenemos enfrente. 

Putin habla en serio sobre el uso de armas nucleares si los intereses vitales de Rusia se ven afectados. Y eso es lo que ha ocurrido con la ampliación de la OTAN hacia las fronteras rusas. Su preocupación de que las fuerzas de la OTAN crucen directamente la frontera rusa e intenten desestabilizar el régimen de Putin es percibido por el Kremlin como una cuestión vital que podría justificar el uso de armas nucleares. Y ahí se insertan las amenazas de un posible envío de tropas de tierra de la OTAN a Ucrania. Yo tomaría en serio las amenazas de Putin. En parte, forman parte de una guerra de información, pero al mismo tiempo son muy serias. Y me parece que todo ello no se refleja lo suficiente en nuestras discusiones occidentales.

¿Se refiere con ese posible envío de tropas de la OTAN a las palabras del presidente de Francia, Emmanuel Macron?

A pesar de que el presidente francés es inteligente, creo que en este caso es ingenuo. Por supuesto que se puede jugar al póquer y es cierto que en un conflicto estratégico hay que mostrar los instrumentos de que se dispone. Pero si el adversario sabe que no se tiene nada a mano, es decir, conoce la debilidad de nuestra capacidad de defensa convencional - no sólo por nuestros medios de comunicación, sino por supuesto también por sus propios servicios secretos -, es ingenuo amenazar ahora con el envío de unas tropas que ni siquiera tenemos.

Mi recomendación sería más bien que nos ocupáramos primero de ampliar nuestras capacidades militares convencionales. Así también podremos entregar más munición y material militar a Ucrania y, al mismo tiempo, comenzaría a explorar la vía de la negociación con Rusia. Creo que estamos siendo imprudentes al descartar la posibilidad de las negociaciones desde un principio.

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Estas respuestas son un extracto de una entrevista más amplía realizada para la confección del siguiente análisis para DW Español: