La semana pasada tuve la oportunidad de ir a Erfurt para cubrir la historia de más de 100 jóvenes españoles varados en Alemania tras haber sufrido el engaño de dos empresas intermediarias. Evidentemente, la responsabilidad legal corresponde a ambas empresas, cuyos titulares son por cierto ciudadanos alemanes. Sin embargo, tras haber investigado tres días el caso, creo que hay una evidente responsabilidad política y también cierta negligencia administrativa por parte tanto de las instituciones alemanas como de las españolas. Sobre todo, de éstas últimas, que accedieron a colaborar informalmente con los intermediarios sin haberse asegurado de si su proyecto cumplía con los estándares de calidad adecuados.
Todo ello deja en evidencia la dimensión del drama del desempleo juvenil en Europa y más concretamente en España: tantos instituciones como ciudadanos se agarran a un clavo ardiendo para intentar solucionar el paro que sufre uno de cada dos jóvenes españoles. El caso también deja patente que, como me dijo no hace mucho un político alemán, "el problema del desempleo en España no se puede solucionar en Alemania".
Lo explico todo con más o menos fortuna en el siguiente reportaje publicado el pasado domingo en la seción de sociedad del diario ABC:
Atrapados en Alemania
Diego López, uno de los jóvenes varados en Erfurt. Foto: Andreu Jerez |
Pese al cansancio que desprenden sus caras, Diego López y Antonio Pérez (éste último, un nombre ficticio) no pierden el buen humor. “A este paso me voy a hacer famoso”, asegura entre risas algo amargas Diego, un auxiliar de enfermería toledano de 21 años quien ha atendido a numerosos medios españoles e internacionales en los últimos días. Su colega Antonio, electricista que supera la treintena, prefiere mantener su identidad en secreto para “no preocupar a la familia”.
Estos dos castellanomanchegos llevan desde el pasado 28 de septiembre en Erfurt, capital del Estado de Turingia. Forman parte de un grupo de 128 españoles procedentes de Castilla-La Mancha, Madrid y Canarias que siguen varados en la región germanoriental. Aproximadamente la mitad de ellos todavía no tiene un contrato, aunque sí muchas promesas tanto de las instituciones alemanas como de las españolas, porque de las dos empresas (Sphinx Consulting y K.S.P. AV) que los trajeron a Alemania han dejado de tener noticias.
Para Diego todo comenzó el pasado agosto cuando fue a registrarse como desempleado en una oficina del INEM de Toledo. Al llegar, el joven vio un cártel que anunciaba MobiPro EU, un programa del Ministerio de Trabajo de Alemania para reclutar a jóvenes que desean realizar una formación profesional en el país centroeuropeo: Berlín quiere cubrir así la necesidad de mano de obra cualificada que padece su economía y ayudar a los países más golpeados por el desempleo juvenil.
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