Cosas de la vida: los caminos de Berlín son inescrutables y me llevaron a entrevistar recientemente al actual ministro de Finanzas alemán, el conservador Wolfgang Schäuble, de la CDU (la Unión Cristianodemócrata liderada por la canciller Angela Merkel). Algunos lo consideran, probablemente con razón, uno de los políticos más poderosos del mundo. Sin embargo, no creo que sea una de las personas con más poder del mundo: a ésas no las vemos porque se cuidan mucho de ser personajes públicos. El poder verdadero tiende a ser invisible, inodoro e incoloro, además de poderoso.
La entrevista fue publicada en el diario español ABC, para el que colaboro de tanto en tanto. La noticia de que nos habían concecido la entrevista me sorprendió enormemente: los dos colaboradores del diario en Alemania somos jóvenes así como relativamente poco conocidos en el mundo periodístico. Después de reflexionar sobre la política de comunicación y las relaciones públicas desplegadas por el actual gobierno alemán durante los últimas semanas, todo comenzó a cuadrar algo más: el Gobierno de Berlín viene intentando mostrar una cara más amigable y dialogante ante las crecientes voces que ponen en entredicho la política económica de austeridad y recortes impulsada por los poderes fácticos germanos. Entiendo que la entrevista, concedida a un diario cercano editorialmente a las posiciones del actual Gobierno de España (también conservador), se enmarca en esa política de comunicación de la Cancillería.
La entrevista fue publicada en el diario español ABC, para el que colaboro de tanto en tanto. La noticia de que nos habían concecido la entrevista me sorprendió enormemente: los dos colaboradores del diario en Alemania somos jóvenes así como relativamente poco conocidos en el mundo periodístico. Después de reflexionar sobre la política de comunicación y las relaciones públicas desplegadas por el actual gobierno alemán durante los últimas semanas, todo comenzó a cuadrar algo más: el Gobierno de Berlín viene intentando mostrar una cara más amigable y dialogante ante las crecientes voces que ponen en entredicho la política económica de austeridad y recortes impulsada por los poderes fácticos germanos. Entiendo que la entrevista, concedida a un diario cercano editorialmente a las posiciones del actual Gobierno de España (también conservador), se enmarca en esa política de comunicación de la Cancillería.
Tal vez por eso, supongo, Schäuble esperaba preguntas algo más entreguistas o entregadas con la causa de la austeridad y las políticas económicas conservadoras. No fue el caso: en realidad, le hicimos a Schäuble todas esas preguntas que siempre había querido formularle a un miembro de la elite política-económica del país más rico y poblado de Europa. Es decir: ¿no habría que repartir responsabilidades entre deudores y acreedores en una crisis de deuda como la que acosa a la Eurozona y a Europa? ¿Qué hay de las responsabilidades de los bancos? ¿Está sacando Alemania provecho de la crisis económica y social de la llamada periferia europea para hacer frente a su crisis demográfica? ¿Dónde quedaron valores como la solidaridad, la responsabilidad compartida y la convivencia, presuntamente íntrinsecos al proyecto de la Unión Europea?
Del texto que definitivamente fue publicado, las preguntas fueron lo único que se mantuvo absolutamente intacto del texto original nacido de la interesante conversación de casi una hora con Schäuble. Tanto la oficina de prensa del Ministerio de Finanzas alemán como los responsables editoriales del diario intervinieron de una manera (edición posterior de las respuestas de Schäuble) o de otra (en el embalaje, la presentación y edición visual de la entrevista a través de los titulares, destacados y fotografías). Una prueba más de que en esto del periodismo, la objetividad es un cuento chino. Y también de los enormes controles y trabas que sufre la libertad de expresión en los canales y medios de comunicación tradicionales que, tal vez precisamente por ello, sufren una crisis de la que díficilmente se recuperarán con recetas ya caducas, del siglo pasado.
Sin duda, de haber sido yo el editor de la entrevista, la habría titulado con la siguiente frase: "Hasta ahora nadie en Europa nos ha demostrado que haya una política más exitosa que la alemana". ¿Acaso hay otra oración en la entrevista con Schäuble que resuma mejor el espíritu actual de los poderes fácticos alemanes a los que el ministro de Finanzas alemán tan bien representa?
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