Un bofetada de ficción rodada en forma documental de poco más de hora y media. Un rápido y crudo vistazo a la realidad centroamericana, de la que la violencia y la miseria forman trágicamente parte. No es ninguna novedad cinematográfica, pero a Berlín la película Sin nombre nos llegó un poco más tarde. El filme me dejó seco, casi sin habla. Y también me hizo reflexionar.
Trabajar en una redacción que informa para Latinoamérica desde el corazón de Europa tiene muchas ventajas personales, pero otras tantas desventajas profesionales: te obligas a trabajar siendo un profundo desconocedor del público, la realidad y la intrahistoria para las que informas. Mientras aquí nos rasgamos las vestiduras porque el euro se hunde, porque los bancos ganan menos de lo que debieran ganar y porque el Bayern volvió a hacerse con la Bundesliga, miles de centroamericanos se juegan la vida para alcanzar la tierra prometida estadounidense. Y sus vidas no valen nada.
Y me pregunto: si el reflejo de la realidad mostrado por Sin Nombre es crudo, ¿cuán no lo será la auténtica realidad?
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