domingo, 4 de octubre de 2009

Sobre Honduras y el decreto golpista


Mientras intento encontrar huecos para que no se me escapen las sensaciones acumuladas en Oriente Próximo y poder así seguir escribiendo, me permito hacer un pequeño apunte sobre Honduras, cuya actualidad he estado siguiendo por cuestiones laborales.

"La crisis política e institucional de Honduras sigue abierta" suele ser la frase que abre las noticias y notas sobre el golpe de Estado en el país centroamericano. El golpista Roberto Micheletti (le llaman eufemísticamente presidente de facto) sigue en el poder gracias al golpe de Estado que sacó del poder a Manuel Zelaya. No conozco muy bien la biografía de éste último, y tengo que reconocer que sus maneras de cowboy mediático me dan poca confianza, pero al fin y al cabo es el presidente demócraticamente elegido de Honduras.

Mientras Micheletti sigue jugando a ganar tiempo hasta las próximas elecciones convocadas por su Gobierno golpista y Zelaya continúa encerrado en la embajada de Brasil en Tegucigalpa sin apartarse ni un momento de si iphone de última generación y sin parar de llamar a medio mundo (quién le pagará las facturas de teléfono, me pregunto a veces), el estado de excepción está instalado en el país. El cuadro completo encaja a la perfección con el realismo mágico de Gabriel García Márquez (como dice el escritor colombiano en uno de sus maravillosos artículos: "En América Latina y el Caribe, los artistas han tenido que inventar muy poco, y tal vez su problema ha sido el contrario: hacer creíble su realidad").

Una periodista hondureña me pasó recientemente el decreto aprobado por Micheletti que recorta brutalmente las libertades civiles de los hondureños. Decreto que sigue vigente. Pese a ello, la semana que mañana empieza deberían comenzar las negociaciones entre el gobierno golpista y el presidente depuesto, con la mediación de una delegación de la Organización de Estados Americanos que llegará previsiblemente el miércoles al país. Habrá que ver en qué acaba todo esto. Una cosa inquieta: el caso de Honduras podría reavivar el golpismo militar en Latinoamérica.

P.D: me permito el derecho de acabar esta entrada con otra de cita de García Márquez: "En síntesis, los escritores de América Latina y el Caribe tenemos que reconocer, con la mano en el corazón, que la realidad es mejor escritor que nosotros. Nuestro destino, y tal vez nuestra gloria, es tratar de imitarla con humildad, y lo mejor que nos sea posible". Amén.

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