miércoles, 30 de diciembre de 2009

Danzad malditos, danzad...

Romper el silencio traído por estas fechas que nos obligan a celebrar, de las que no se escapa nadie porque la navidad es ya una obligación global y globalizada. Es lo que hago con este post: mientras Berlín se viste con el blanco de la nieve y las tiendas se llenan de gentes ávidas de consumir amistad y cercanía, en el subsuelo de la ciudad bullen danzas liberadoras, aunque ésa sea una libertad con una inevitable fecha de caducidad: la llegada de la luz del día.

Ayer tuve la oportunidad de visitar un club subterráneo y con un reconfortante sabor underground del que había oído hablar pero en el que nunca había tenido la oportunidad de estar. El Icon Club, en Prenzlauerberg, es centro de la escena de drum and bass berlinés, aunque no sólo, donde pincha habitualmente una ilustre figura del jungle británico Dj Bailey. Ayer una sesión electrónica, con momentos que rayaron con el bakalao de los salvajes años 90 valencianos, nos arrancacó las pocas fuerzas que nos quedaban y nos llenó de vida. Ahí va un retazo de Adamm Supersonic:


jueves, 10 de diciembre de 2009

'Urban Exploration': disfruta del regenerador abandono...



La catástrofe, la destrucción tienen un carácter ciertamente regenerador. Acabar con todo y dejar los espacios creados por el hombre de la mano del abandono absoluto significa, en cierto modo, comenzar de nuevo, reiniciar desde bien abajo para, quizá, construir mejor y más justamente. De ahí el atractivo que presentan los paisajes urbanos de esencia postapocalíptica y postindustrial, o, como escribe la autora del blog modersohn-magazin.de, "el mórbido encanto" del espacio víctima del olvido.

Berlín es, obviamente, un paraíso para aquéllos que persiguen esa extrañamente reconfortante sensación de encontrase en medio de la nada. Tras el derrumbamiento del Estado que controlaba y ponía orden en la mitad Este de la ciudad, buena parte de las fábricas y edificios levantados por la entidad socialista quedaron vacíos, a merced de la fuerza remodeladora del viento y plantas que crecen por entre las grietas urbanas. Berlín es, en definitiva, una capital perfecta para practicar el llamado "urban exploration". En la capital alemana hay, al menos, una comunidad que practica esa disciplina: es decir, la de adentrarse por caminos abiertos hace décadas en las entrañas de la ciudad, ahora ocupados por la maleza del abandono.

La cosa funciona así: las convocatorias se organizan a través de foros sin que los participantes en las excursiones se conozcan de antemano. Suelen comenzar bien temprano, sobre las seis o siete de la mañana y hay que bien abrigado, con ropa oscura, calzado firme y, a veces, con un pasamontañas a mano. La entrada a algunos de los lugares es ilegal, con lo que conviene evitar ser reconocidos. Personalmente, no iría solo si es la primera vez que entras en contacto con un colectivo de “urban explorers”. Nunca sabes a quién te puedes encontrar. ¿El objetivo de los adentramientos?: documentar el estado de los lugares olvidados por la civilización, y saborear su catastrófica belleza.

Recientemente, el referencial y sensato Frankfurter Allgemeine Zeitung se permitía la libertad de publicar un relativamente extenso artículo al fenómeno. Dando voz a uno de los protagonistas de la historia, la periodista transcribía: "Take nothing but pictures and leave nothing but footprints". Al fin y al cabo, aquí se trata de disfrutar de los rincones olvidados de la historia y de dejar que el abandono siga regenerando las ruinas del fracaso.

P.D: las fotos que encabezan este post han sido extraídas sin permiso previo del siguiente enlace.

martes, 1 de diciembre de 2009

Sobre la intrahistoria hondureña...

"Los periódicos nada dicen de la vida silenciosa de los millones de hombres sin historia que a todas horas del día y en todos los países del globo se levantan a una hora del sol y van a sus campos a proseguir la oscura silenciosa labor cotidiana y eterna, esa labor que como la de las madréporas suboceánicas echa las bases sobre que se alzan los islotes de la historia. Sobre el silencio augusto, decía, se apoya y vive el sonido; sobre la inmensa humanidad silenciosa se levantan los que meten bulla en la historia. Esa vida intrahistórica, silenciosa y continua como el fondo mismo del mar, es la sustancia del progreso, la verdadera tradición, la tradición eterna, no la tradición mentira que suele ir a buscar el pasado enterreado en libros y papeles, y monumentos, y piedras"

Son palabras extraídas de la obra de Miguel de Unamuno En torno al casticismo, palabras escritas en el siglo XIX pero que emanan una contemporaneidad absoluta. Y que engarzan a la perfección con la lógica de funcionamiento de los medios de comunicación de masas a inicios del siglo XXI. Y es que parece que la realidad mediática va por un lado y la real, la de a ras de suelo, va por otro. No es de otra manera en el caso de Honduras y sus recientes elecciones calificadas de democráticas por no pocos grupos de interés hondureños y extranjeros que defienden intereses propios ajenos a la democracia y a golpe de manipulación y mentira.

Las elecciones del pasado domingo ganadas por el candidato nacionalista-conservador Porfirio Lobo cumplieron con todos los cánones democráticos dignos de cualquier democracia que se precie, nos dicen machaconamente desde diferentes púlpitos ideológicos. Tan machaconamente que es inevitable pensar todo lo contrario. Más teniendo en cuenta que esas elecciones nacen de un golpe de Estado contra un presidente democráticamente elegido (Manuel Zelaya), y que los principales candidatos son (curiosamente) liberal-conservadores.

Los golpistas alegan que el golpe de Estado fue para salvar la democracia. Ello supone un peligroso precedente en América Latina: ¿quién decidirá entonces cómo y cuándo una democracia ha de ser puesta a salvo a golpe de golpe de Estado? ¿Quién nos protege de la dictocracia? ¿También habrían reconocido las elecciones los Estados Unidos si en lugar de Zelaya hubiese sido el presidente colombiano Uribe el que hubiese sido sacado a la fuerza, con nocturnidad y alevosía del poder? Son preguntas que provocan más preguntas, y que desasosiegan.

Mientras nos intentan vender que la democracia hondureña está a salvo, la intrahistoria hondureña, como dice Unamuno, el auténtico substrato del país centroamericano sigue su curso alejado de los focos lanzados por los grandes medios de comunicación sobre las zonas que interesa alumbrar. En esa intrahistoria, en las tripas de la Historia (con mayúscula), mientras la democracia está guardada a cal y canto, quedan impunes las más flagrantes violaciones de los derechos humanos. Un ejemplo: una compañera hondureña me pasa un escalofriante testimonio de una mujer antimicheletista violada por la policía hondureña.


Son retazos de la intrahistoria que no interesa: ni a los medios de comunicación ni a los salvadores de la democracia.