Por estas fechas, la Berlinale penetra inevitablemente por casi todas las rendijas de la ciudad. Durante los 10 días que dura el festival de festivales de cine de Berlín, la capital se nos llena de cinéfilos auténticos o impostados, muchos de ellos no berlineses. Todos con sus respectivas carteritas y sus ansiosas ansías de engullir cine. Ya sea bueno o malo, pero siempre dentro del espectáculo de alfombras rojas y estrellato. No sé por qué, pero la Berlinale se me antoja como algo cada vez ajeno a la gente de esta ciudad.
Sin embargo, y casi de rebote, ayer me topé con una sorpresa que puede ser considerada como un agradable efecto secundario de esa extraña, desagradable y esperemos que inocua y pasajera enfermedad llamada Berlinale. Me fui al cine Babylon de Rosa-Luxemburg Platz con la intención de ver A serious man de los hermanos Coen. Por error pensé que la pasaban ayer, pero cuando me dijeron que tenía que esperar al próximo domingo, me di cuenta de que tenía toda la semana por delante para ver la filmografía completa de los Coen: desde el pasado sábado y hasta el próximo lunes, la revista zitty, en colaboración con el Babylon, ofrece los 27 años de cinematografía de los geniales cineastas plasmados en sus 15 obras. Todas las cintas en versión original, por cierto. Algo de agradecer.
All films before the latest shot, un ciclo que transcurre paralelamente a la Berlinale y que por tanto excluye de su programa al último filme de los Coen presentado en el festival, True Grit. Ayer, tres de sus grandes cintas: la absurdamente divertida O Brother. Where are thou?, la violentamente contenida No country for Old Men y la simplemente genial e inquietante The man who wasn't there.